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Después de tres relajantes semanas para los reyes junto a sus hijos, fue necesario volver a Mitras. La familia disfrutó de un estadía tranquila y muy atenta por parte de la servidumbre de la Villa, pero al ser reyes de una nación recién declarada en paz con su mayor enemigo, aún había mucho trabajo que hacer. No podían tomarse unas largas vacaciones.

—Lamento interrumpir su recuperación, majestad. —habló Armin recibiendo a la pareja real en el castillo.

Alizel observó al rubio con una amable sonrisa, detrás de él se encontraba su asistente eldiano que la observaba con gran atención, todos los que los recibieron hicieron una reverencia ante los reyes de Paradis.

Vaya que era bastante gente, pues casi todo el personal de servicio, además de altos mandos, estaban presentes para recibir a sus majestades y finalmente conocer a los herederos de Paradis.

—No te preocupes, Armin. —murmuró Aliz quien cargaba al segundo hijo.

—Majestades, ¿podemos verlos?—preguntó el Comandante Nile con cierta pena pues solo familiares de Levi ese día pudieron conocer a los príncipes herederos.

—Por supuesto. —contestó Aliz con una cálida sonrisa mientras destapaba el rostro del hijo que cargaba.

—¡Háganse a un lado! ¡Déjenme verlos!—exigió el Comandante Roeg empujando a la servidumbre.

Mientras se abría paso pudo observar al bebé que cargaba la Reina. Piel tan blanca como el brillo de la luna, cabello tan negro como la noche cuando la misma faltaba y digno de ser el sucesor del Rey.

—Tú debes ser el heredero de Paradis. —habló Roeg en voz alta mirando al pequeño en los brazos de su madre.

—Te estas desviando del camino, Roeg. Ese es Edward, el segundo hijo. —habló Kenny con el primer hijo en brazos y una enorme sonrisa—El pequeño Aleric es el heredero a la Corona de Paradis.

El comandante Roeg se detuvo antes de llegar al segundo hijo, giró su cabeza hacia Kenny para ver a su alteza real Aleric, este también tenía el rostro descubierto y a quien miró en los brazos de Kenny le desagradó por completo al comandante.

El heredero de Paradis compartía rasgos con la Reina extranjera de la Isla, en lugar de su padre del que heredaría el reino.

La sutilidad del comandante era inexistente, pues ese rostro de desagrado por el primer Príncipe fue notado por la Reina que de inmediato experimentó un extraño dolor en el pecho. Roeg giró hacia el Príncipe Edward, lo observó unos segundos con lástima y luego hacia Aleric volviendo a mostrar esa mueca de disgusto.

—Ya veo. —bufó Roeg acercándose al pequeño en los brazos de Kenny.

Alizel ya no se sentía cómoda presentando a sus hijos, él mostró su desagrado con gran descaro, ¿acaso había más que pensaran igual que él pero lo ocultaran? Pero Hange le demostró que no todos eran iguales pues se acercó con emoción hacia el príncipe heredero, volteó hacia el hijo que la reina cargaba y así por varios minutos.

GOD SAVE THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora