Luego de regresar a la cafetería no dije ni una palabra y solo me cambié a una mesa vacía para poder conversar en relativa privacidad con el policía.
Mis amigos, que se habían alterado en cuestión de nada cuando me vieron salir corriendo hasta cruzar al otro lado de la calle, me miraban con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Ni Ian ni Alex habían reconocido a Aran, y eso parecía haberlos puesto nerviosos, pero Noah era otra historia, también estaba nervioso y hasta algo preocupado, pero más por mi expresión actual y la razón tras ella.
No pasaron ni treinta minutos cuando Aran entró en la cafetería, siendo ayudado por su compañero hasta para sentarse en la silla frente a mí, dejándolo ahí y diciéndole que lo esperaría en el auto, que se tomara su tiempo.Yo solo esperé a que el extraño saliera por completo del local para empezar a hablar.
—¿Entonces? —interpelé, con la intención de hacerlo empezar a contar las razones de su media invalidez.
—Ha sido un tiempo desde la última vez que nos vimos —esto fue lo que salió de su boca, sin embargo.
Con esa cara jodidamente atractiva y esos ojos condenadamente penetrantes casi me hace olvidar la razón por la que me había quedado media hora esperándolo con un americano que hacía mucho había vaciado, aún en mis manos.
Carraspeé.—Aran, ¿cómo diablos terminaste casi inválido? —decidí ir directo.
—No estoy casi inválido —se defendió, levantando una ceja—. Solo que aún me estoy recuperando.
Lo miré expectante.
Él suspiró.—Hace unas tres semanas se desplegó una acción policial por ciertas circunstancias y bueno, acabé recibiendo un disparo en el abdomen en el proceso —empezó a decir y casi como reflejo mi ceño de arrugó violentamente.
Él continuó:
—La bala atravesó mi cuerpo, pasando peligrosamente cerca de mi columna, pero lo suficientemente lejos para no terminar en silla de ruedas —explicó con tinte bromista, como si aquello no fuese la gran cosa—. Estuve unos pocos días inconsciente y recién hace dos días me dejaron salir del hospital —informó—. Como soy un dominante me recupero más rápido de lo normal, pero aun así todavía estoy algo sensible.
—Si aún estás recuperándote ¿qué haces en la calle y con uniforme de trabajo? No estarás yendo a trabajar ¿no? —espeté con toda confianza de que si me daba una respuesta afirmativa lo iba a patear en la herida para que de verdad que le resultase imposible levantarse de la cama por todo un mes.
Para su suerte, negó enseguida. Lo miré receloso.
—No estoy yendo a trabajar, no te preocupes —sonrió—. Pero debo vestirme así para venir a este lugar —señaló el edificio al que más temprano había entrado al otro lado de la calle.
Lo miré dubitativo. ¿Qué había ahí?
—El dueño es un hombre que se encarga de la recuperación de oficiales heridos, tiene una extraña feromona que estimula la capacidad curativa, pero tiene una todavía más extraña regla de que si no vas en uniforme policial no te trata —explicó.
—¿Qué clase de bicho raro es él? —cuestioné.
¿Feromonas especiales? ¿En serio?
Aunque bueno, en realidad tenía algo de sentido. El mundo de las feromonas era muy amplio. ¿Estimulante de la curación? Claro, ¿por qué no?Aran rio, pero la contracción de sus músculos como respuesta lo hizo soltar una involuntaria queja de dolor que me hizo desconectarme de cualquier pensamiento ajeno a él.
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Parejas Destinadas
Romance•●•●•●•●•●•●•●•●• Fui una mujer antes de morir. Pero entonces reencarné en mi novela yaoi omegaverse favorita como uno de los personajes, un chico. Uno beta. Lo primero que pensé fue que tendría la oportunidad de cambiar el mal final de la pareja p...