Parados en el mismo lugar por varios minutos, sin mover un solo músculo, no pasamos de mirarnos como si el contrario fuese la cosa más fascinante de este mundo.
Ante la atenta mirada de Aran, sentí una especie de... calidez... que ponía de punta cada uno de mis sentidos. Fue entonces cuando carraspeé, pestañeando y apartando la mirada para tomar mi mochila una vez más y buscar el teléfono con el objetivo de mensajear a mi madre para que supiera que estaba vivo como mínimo, tomando la oportunidad para separarme del pelinegro y dejar atrás ese extraño sentimiento que estaba empezando a asentarse en algún lugar de mi pecho.La respuesta de la mujer fue inmediata, casi desesperada. Me sentí muy culpable y chateé un poco más con ella para calmarla.
Pensé en qué hacer a estas horas de la noche, y simplemente me volví a girar hacia Aran.—Sé que ya es muy tarde, pero ¿puedes llevarme hasta mi casa? —le pregunté.
—Claro, no hay problema —para mi alivio, su positiva salió sin vacilación.
Unos diez minutos después ya estábamos montados en ese auto que pensé estaría en la estación más que en su casa, y ya en el asiento del copiloto, me dediqué a revisar cada notificación pendiente de los últimos días. Fue una sorpresa cuando me di cuenta de que era martes.
Tenía mensajes de Noah, Ian y hasta de Alex. Todos estaban realmente preocupados sobre la razón por la que un niño que no faltaba nunca como Selín había estado faltando y llegando tarde desde la semana pasada.
Hice una mueca ante los mensajes de mi mejor amigo. Ian casi había entrado en crisis. Quinientos tipos de suposiciones fueron lanzados al chat como si estuviese sufriendo un ataque de pánico, como uno de esos que desde hacía mucho Selín no sufría... y de esos que algunas veces temía que acabaran influenciándome y terminara yo con un trauma con el que ni siquiera tenía nada que ver.Seguí mirando más abajo. Revisé y respondí los mensajes de mis amigos con una sonrisa en mi cara, pero esa sonrisa se borró al segundo de ver un mensaje de mi padre.
¿Qué demonios hacía ese tipo escribiéndome?
Gruñí y lo dejé en entregado. Ni siquiera iba a revisar lo que sea que haya escrito ese hombre insidioso. Estaba de muy buen humor para dejar que esa víbora me quitase la alegría.
Llegamos pronto a mi casa y al bajar del auto, Aran me detuvo para lanzarme una botellita de metal de un forma curva y medio rara que atrapé en el aire sin tener idea de cómo ya que mi coordinación de manos no era en realidad muy buena.
—¿Qué es esto? —cuestioné.
—Es un spray neutralizador —dijo con voz tenue—. Aún hueles dulce. Si no quieres que nadie te descubra úsalo, acabará con cualquier aroma en tu cuerpo —explicó—. Ah, pero no te excedas, tu cuerpo de acostumbrará al neutralizador y después no hará efecto, ¿ok?
—Ok —reí de medio lado y agitando una mano me despedí para entrar a aquella jauría de lobos que se suponía era mi hogar.
Eran más de las diez de la noche. Todo estaba callado y sumido en la penumbra. Me eché el neutralizador por aquí y por allá y entré a la casa en total silencio.
No me interesaba que me notaran o no, al fin y al cabo, no estaba entrando en una casa ajena, pero no estaba de humor para encontrarme con uno de esos Blake con aires de grandeza. Sin embargo, ninguna entidad sagrada parecía estar de mi lado en este mundo, por lo que, antes de llegar hasta las escaleras, me percaté de la sombra junto a los asientos de la sala.
Junto con la sombra me golpeó un ligero aroma a feromonas. Olían a vino y enseguida supe, aunque nunca había olido antes tales feromonas, que pertenecían al señor de la casa: Matías.El padre de Selín se levantó de su comodidad y se acercó imponente y con tanta arrogancia que me dieron deseos de romperle un coco en la cabeza...
Para mi desgracia, no tenía de dónde sacar uno en este preciso instante.
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Parejas Destinadas
Romance•●•●•●•●•●•●•●•●• Fui una mujer antes de morir. Pero entonces reencarné en mi novela yaoi omegaverse favorita como uno de los personajes, un chico. Uno beta. Lo primero que pensé fue que tendría la oportunidad de cambiar el mal final de la pareja p...