< 45 >

93 15 5
                                    

«POV SELIN»

Fue cerca de 40 minutos después de llamar a Ian, minutos que pasé intentando evitar con todas mis fuerzas la mirada juguetona del pelinegro, que finalmente el chico me llamó de vuelta avisándome que estaba frente a la casa de Aran.
Muy rápidamente tomé todas mis cosas y salí para encontrarme con mi mejor amigo que tenía un aspecto bastante... raro, si tengo que describirlo de alguna manera, y emprendimos el camino hacia mi casa de una jodida vez por todas.

Solo un par de minutos después, cuando se vio incapaz de seguir aguantando su curiosidad, Ian se dispuso a preguntarme:

—¿Oye, ese no era Aran? —cuestionó, levantando una ceja, recordando que este había salido hasta la puerta de la casa para despedirme.

—Si, ese mismo —corroboré, sin intenciones de inventar una excusa o algo por el estilo.

Es decir, ¿para qué complicarse la existencia? Las excusas solo harían peor la situación que ya de por sí era bastante vergonzosa y que por ello me seguía carcomiendo el estoicismo.

—¿Qué hacías con un alfa a estas horas? —inquirió, con un tono evidentemente lujurioso y socarrón.

Yo solo golpeé su hombro a modo de regaño.

—Oye, no imagines nada raro, recuerda que Aran está herido, ¿ok? —él abrió la boca como si lo hubiese olvidado—. Pero más importante que eso —dije, acercándome al alfa a mi lado y olfateándolo—. ¿Acaso hueles a Noah? —pregunté algo sorprendido, enarcando ambas cejas.

Pude ver enseguida como el castaño se sonrojaba con una intensidad mortalmente tierna y subía una de sus manos para frotarse el cuello en un movimiento nervioso.

Ante semejante actitud, solo lo miré entrecerrando los ojos y con una sonrisa inconsciente naciendo en mis labios.

—Yo... al final si te hice caso, Selín —dijo—. Esta noche... le dije todo a Noah —el regocijo que me provocó aquello, que Ian finalmente tuviera el valor de expresar sus sentimientos de la manera más honesta, fue increíble —. Tendría que haberlo hecho antes, ya que al final tenías razón sobre él —sonrió—. Noah me aceptó con tanta naturalidad que me hizo pensar que todas mis inseguridades eran cosas estúpidas.

Las inseguridades no eran fáciles de superar, y aunque fueran por cosas pequeñas, nunca serían realmente estúpidas. No muchos tienes el valor de superar esas llamadas "cosas estúpidas" y hacerle frente a aquello a lo que le temen. Y me hacía demasiado feliz ver que Ian había dado el primer paso para superar ese gran muro.

—Me alegro tanto por ti, Ia-... pero espera —detuve mis pasos, de pronto había tenido una pequeña pero alarmante revelación—. Dijiste esta noche, ¿no? —Ian asintió y yo quise golpearme a mi mismo—. Puta mierda, ¡acabo de interrumpir su precioso nido de amor! —exclamé agarrando mi cabeza—. ¿¡Cómo pudo pasar esto!? —chillé.

—¡No lo llames nido de amor! ¡Es vergonzoso! —exclamó con un sonrojo extendiéndose por sus mejillas y orejas.

—Si no es un nido de amor entonces no se qué es —resoplé—. Pero jodida mierda, ¿por qué tenía que relajarme tanto hasta quedarme dormido justo hoy? —lamenté—. ¡Estuve tanto tiempo esperando que algo así pasara entre ustedes y justo vengo a joder el momento por mi inconsciencia! —lloriqueé.

Parejas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora