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«POV ARAN»

Ya me estaba acostumbrando a que, cuando menos lo esperaba, cierto omega me sorprendiera con las palabras o acciones que menos creía capaz de salir de él.
Y bueno, ahí estaba de nuevo, diciendo cosas que no imaginé ni en mis más remotas fantasías.

¿Que ya no podía dormir sin mi?
¿Cómo se supone que debía interpretar semejante confesión? Como algo bueno, muy bueno, obviamente, pero demasiado bueno como para ser capaz de digerirlo.

Sentí como las manos comenzaban a sudarme como respuesta al aumento de mi desesperado ritmo cardíaco.

Si antes, con lo de asumir la responsabilidad, me había dejado en una especie de pausa dramática, ahora me sentía como si me hubiese dado play y acelerado la velocidad x16, pero de mi maldito corazón.
En resumen, me quedé sin palabras, y Selín no esperó a que ordenara mis inconsistentes pensamientos para responderle, volviendo a abrir la boca para dejar salir una muy clara explicación de su situación.

—Por culpa tuya, me he estado quedando demasiado aquí, durmiendo contigo y siendo ahogado en feromonas durante horas —dijo.

Parecía estarse quejando, y sin embargo, no parecía particularmente enfadado.

Lucía contrariado.

—Ahora cuando quiero ir a dormir no puedo hacerlo porque siento que me falta algo —su voz empezaba a elevarse, al igual que el tono rojizo de su rostro—. Y ese algo me tiene con una incómoda sensación de abstinencia que me ha tenido días con insomnio. ¡Me estoy volviendo loco! —exclamó, apretando los puños y frunciendo el ceño, dirigiendo su mirada al suelo.

Encantador.

—Todo en lo que pienso cuando me acuesto en la cama es que extraño sentir tu aroma envolviendo mi cuerpo. ¡Es raro! ¿Qué rayos está pasando conmigo? —y subió la mirada para dirigirla justo a mis ojos—. ¿¡Qué mierda me estás haciendo, maldito bastardo!?

A pesar de su usual lenguaje mal hablado, sentí como una estúpida sonrisa quería escapar desenfrenada y adornar mis labios.
La seriedad en el rostro rojo brillante de Selín era malditamente enternecedora, y no pude evitar alzar mis manos hasta alcanzar su caliente rostro, arrastrándolo hacia mi, y dejando un suave beso en su mejilla.

Él respondió con un sorprendido brinquito y solo entonces, dejé salir una baja carcajada, que no era nada burlona, solo, llena de emociones que no sabía que era posible que sintiera.

—Si me extrañabas tanto, ¿por qué tardaste tanto en regresar aquí? —pregunté, inclinándome sobre él hasta llegar al hueco de su cuello.

El aroma que desprendía su piel era embriagador, y gracias a eso no era difícil entender cómo se estaba sintiendo el omega al extrañar algo tan intangible como una mezcla de sustancias químicas llamada feromonas.

Si algo me hacía sentir un poco mal, era que yo no había sentido ese vacío existencial que había experimentado Selín. Yo no era tan joven y el rubio no era el primer omega compatible con el que había mantenido algún tipo de relación. Sí debía aceptar que Selín era bastante más especial que el resto, y la verdad si lo había extrañado, pero mi tolerancia a las feromonas y mi experiencia de vida diaria me hacían difícil que los efectos de esos aromas me arrollaran de tal manera que me martirizaran la existencia. Aunque, siendo aún más honestos, en este preciso instante que tenía ese continuo flujo de feromonas al alcance de un suspiro, empezaba a sentir que el próximo en sentir una magnífica sensación de abstinencia si llegaban a faltarme... pues sería yo.

Quizás todo se debía a los sentimientos que me empezaba a transmitir a través de su aroma. No estaba seguro. Pero de lo que sí estaba seguro es que me encantaba lo que estaba sintiendo.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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