Capítulo 6

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— Tiene que ver algo en esas cámaras — siseó.

— Noah, las cámaras de la ciudad están bien protegidas por el gobierno por los casos de hackeos que hubo en los años anteriores.

— Se supone que sabes eso, Sam.

— Lo sé, pero es difícil poder entrar. Mira — le indicó la pantalla — He estado intentando con todos los códigos fuertes para el hackeo, pero todos son rechazados. Esto siempre me ha servido como herramienta por muchos años y con los mismo he entrado a las grabaciones de las organizaciones del gobierno, pero ahora le pusieron más seguridad.

El castaño frotaba sus sienes irritado y estresado.

Mientras tanto, Jack salió de la habitación y llamó por el walkie talkie a Kendall, ya que hace una hora que no sabía nada de ella y eso le estaba preocupando.

Jack, ¿Qué ocurre?

¿Dónde estás? — le preguntó rápidamente — Hace una hora que no sé nada de ti y tú no te vas de la mansión sin decir nada.

Lo siento, es que Jhosua me llamó para que viniera a sanar las heridas  que tiene la chica en su cuerpo. Estoy esperando a que acabe de comer para irme. ¿Pasó algo?

Hace rato Noah salió de la mansión, al parecer fue a visitar su antigua residencia donde vivía con sus padres y él,  y encontró algo que lo dejó alterado. Sam está intentando entrar a las cámaras de la ciudad, pero es imposible, al parecer el gobierno hizo un buen trabajo en proteger sus datos y de la ciudad.

Carajos, iré en unos minutos, creo que...

— Y-ya acabé.

— Bueno... Jack estaré en unos segundos ahí.

— Y-yo p-puedo ayudarles... No recuerdo muchas cosas, pero les puedo ayudar con lo que estás tratando de hacer, talves me ayude a recordar.

— Abby, no sé si pueda llevarte en estas circunstancias, aún sigues débil.

— Puedo hacerlo. Además, la comida que me diste me ayudó tener un poco de energías, por favor...

Puedes traerle, Kendall, talves no pueda ayudar.

— Está bien... Jhosua

— Dime.

— Escolta a la chica, la llevaremos a dónde están los demás...

Kendall apagó el walkie talkie y Jack hizo lo mismo. Volvió a entrar a la habitación y era Noah quién estaba tratando de entrar a las cámaras de la ciudad, específicamente la zona de su residencia.

— Mierda, ¿por qué no funciona?

Pasaron unos minutos y la puerta fue abierta. Tanto Noah como los demás desviaron su mirada hacia la puerta, y el castaño frunció el ceño al ver a la pelirroja allí, por lo que se levantó de donde estaba y acercó a ellos.

— ¿Qué hace ella aquí, Kendall? — preguntó enojado y su mirada fría llegó hacia la pelirroja.

Cohibida y encogiéndose en su lugar, habló.

— E-es mi culpa, no te enojes con ella. Y-yo... vine ayudarlos.

— No son juegos lo que estamos haciendo, niña... Jhosua, llévatela.

— L-les podría ayudar, s-solo s-solo déjame intentarlo.

— Noah, deja que ella te ayude — habló Sam y luego se dirigió hasta la pelirroja — Ven — la tomó del brazo y la llevó hasta la computadora.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora