Capitulo 25

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— ¿Por qué no me dijiste que nunca encontraron el cuerpo de Melina?

Aquellas palabras dejaron muy desconcertado al castaño, que hubo un rato de silencio sepulcral.

— Jack — suspiró — ¿Por qué ahora tocas ese tema?

— La amaba y la sigo amando, no podría olvidarme de la persona que me hizo sentir lo mismo que ahora tú estás sintiendo por Abby. Aunque pasé día tras días, meses o hasta años, el recuerdo de Melina se va a quedar impregnado en mí y nunca se irá. Después de todo la culpa se mantiene en mí y es un sufrimiento que me carcome todos los días y no puedo olvidar de la noche a la mañana.

— Ella cometió un grave error y eso se  termina con la muerte. Jack. Te di muchas oportunidades para que me dijeras lo que estaba pasando con ella y nunca lo hiciste. Pensé que solo era alucinaciones mías, pero pude darme cuenta despues de que la asesiné, por eso volví al lugar donde mis escoltas la habían dejado, pero ya no estaba allí.

— ¿Y no hiciste nada más después de verme sufrir de esa manera? — le preguntó con lágrimas deslizándose por sus mejillas — Siempre me decías que cometí un grave error al haberme enamorado de Melina, ¿por qué ahora me dices eso?

— Aún la sigo buscando, Jack, no he parado de buscarla todos estos meses, pero es frustrante porque no hay ninguna noticia de dónde podría estar. Se qué ella podría estar viva porque las heridas no eran profundas, pero que podía morir si no eran atendidas al instante. Te digo esto porque no fue al día siguiente que fui a buscarla, sino que una hora después de lo ocurrido, así que puedo asegurar que alguien la encontró antes que yo y pudo haberle llevado al hospital.

— Debía saberlo, tenía todo el derecho — siseó — Todo este tiempo estuve sufriendo de dolor y de culpa, dime ¿lo disfrutaste?

— No digas tonterías, Jack. Claro que me dolía verte de esa manera y es por eso que no he descansado hasta encontrarla.

— ¡Pero debía saberlo! ¡Si me hubieras dicho que estabas buscando a Melina todo este tiempo, no estuviera sufriendo de esta manera y yo mismo me iba a encargar de encontrarla!

— Cálmate — se levantó para acercarse al azabache, pero él retrocedió.

— Nunca te odié y tampoco te traicioné por quitarme a la persona que amo, pero esto fue demasiado.

El azabache no soportó más y salió de la oficina del castaño. En el camino, Jack golpeó el hombro de Sam con el suyo sin intención, dejando desconcertado al pelirrubio. Sam al llegar a la oficina del castaño pudo sentir el ambiente tenso, dejándolo aún más confundido y con sospechas de que algo pudo haber pasado entre los dos.

— ¿Qué ocurrió aquí?

— Es sobre Melina — se sentó nuevamente, reposando su cabeza en el respaldo del asiento — Se enteró que Melina podría estar viva y que la he estado buscando todo este tiempo sin descanso — suspiró.

— Es obvio que iba a reaccionar de esa manera, Noah. Dejaste que sufriera de esa forma tan dolorosa en vez de decirle la verdad.

— No me vengas a reprochar ahora, Sam — lo miró y el pelirrubio solo lo miró en desaprobación — De acuerdo, me lo merezco.

Sam se sentó al frente del castaño y puso en el escrito una carpeta.

— Tenemos cosas que hacer, Noah — el castaño atrajo la carpeta y la abrió — Son algunas coordenadas de la mansión de ese mafioso, y tenemos que actuar rápidamente antes de obtengan tu cabeza y se vayan a Nueva Zelanda.

— ¿Te envío todo esto Zen?

— Sí, hasta me dijo que debíamos actuar rápido porque también están sospechando de él. Los escoltas lo están vigilando hasta cuando va al baño.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora