Capítulo 8

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— ¡Necesitamos refuerzos, comandante!

¡Tienen que derribarlo, joder!

¡Estamos en una situación complicada, Comandante! ¡Esos idiotas son muy listos como para pilotear la avioneta en medio de la ciudad, por eso no podemos derribarla, puede ocasionar un desastre!

¡Pero que mierda! ¡Los refuerzos van enseguida!

Esos idiotas son muy ágiles.

El otro chico cerró la línea y siguió con lo suyo.

— Eso es verdad, pero ya vienen los refuerzos, en este estado no podemos hacer nada.

El chico miraba por hacia abajo, notando que muchas personas miraban la escena sin entender lo que estaba pasando. Él suspiró y volvió su mirada hacia la avioneta que maniobraba varias veces en el aire.

— ¿A dónde piensa ir esos idiotas? — preguntó al ver que la avioneta daba una vuelta de 180 grados e iba directamente a la zona boscosa.

En unos segundos escuchó dos helicópteros llegaron por detrás suyo y luego posicionándose a su lado.

Oficiales están resguardando la zona, es hora de hacer nuestro trabajo.

De acuerdo, Comandante. Prepara todo... — el otro chico asintió y empezó a preparar todo para el ataque.

Por otro lado, Noah y sus secuaces iban a toda velocidad en aquella camioneta negra, teniendo que pasarse por algunos semáforos rojos y rebasar a cualquier automóvil que le dificultaba su paso. Las cosas se habían tornado peor y la situación en toda la ciudad estaba hecho un caos, puesto que todo cuerpo policiaco estaba por toda la ciudad resguardando la integridad de las personas mientras que unos helicópteros piloteaba muy cerca de su avioneta.

— Si esos idiotas vienen a destruir mi mercancía, van ocasionar una nueva guerra — siseó.

— Fox está esperando la orden de derribar a uno de los helicópteros.

— Que le de, no me importa.

— Ya escuchaste Fox.

A los segundos, una explosión se escuchó y algunos automóviles que estaban en marcha, se detuvieron. Una sonrisa burlona apareció en el rostro del castaño y aceleró más la camioneta, miró un poco a lo lejos y pudo visualizar el humo de la explosión, vaya manera de comenzar una nueva guerra.

Una segunda explosión se escuchó y esa fue al segundo helicóptero. Su cara de satisfacción era evidente y solo faltaba la última parte para ser estar más que satisfecho.

— Estamos casi llegando.

Una tercera explosión se escuchó y claramente era a la avioneta que estaba piloteando por detrás de la suya.

— Que buen espectáculo dimos — se burló el castaño.

— La avioneta acaba de aterrizar — dijo Kendall.

— Ya llegamos también.

Noah parqueó la camioneta y ni bien lo hizo, salió rápidamente de la camioneta, casi corriendo hasta la zona donde estaría la camioneta. Debían actuar rápido antes que los oficiales y toda organización vinieran hacia ellos.

Al llegar, vio a las demás camionetas con sus escoltas y en el medio estaba la avioneta sin ningún rasguño.

— Jefe — el chico abrió la parte donde se encontraba la mercancía.

— Bien hecho...

El castaño empezó a verificar la mercancía y le entregaba sus secuaces para que empezaran a subirla. No había inconvenientes y se sintió mucho más satisfecho al obtener su mercancía sana y salva.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora