- Parece cómo si no te hubieran disparado - dijo Jack desde el umbral de la puerta.
- Cuando has visto que el demonio muere por una simple bala - dijo Noah, tronando un poco su cuello.
- Podríamos ponerte un gato de siete vidas, ya ha pasado dos veces de la misma situación, así que te quedan cinco - habló Kendall, mostrando sus cinco dedos.
- Eso del gato de siete vidas le queda muy corto - dijo Sam mientras ayudaba a poner las vendas en el cuerpo del castaño - Ok, estás listo.
Noah no les prestaba tanta atención, ya que buscaba con su mirada a la pelirroja. Había despertado sin su compañía y sentía que su mañana era muy fría a comparación de los días anteriores dónde la calidez de la pelirroja y sus bonitas caricias lo mantenían tranquilo y seguro.
- ¿Dónde está ella?
Los tres se miraron entre sí con un semblante que era difícil de leer para Noah.
***
- Hace mucho tiempo que no veo la luz de la mañana. Extraño esos momentos con mamá - lo decía con melancolía - La mañana es muy cálida. Ojalá pudiera apreciarlo todo los días, y más a estas hermosas flores.
La pelirroja estaba sentada en medio de puras flores y plantas de diferentes clases, desde girasoles, rosas hasta tulipanes. Le encantaba esta escena y es que le recordaba mucho las veces que se levantaba temprano solo para sentarse en el columpio que estaba en el jardín y así poder admirar el sol saliendo de su escondite para iluminar la mañana, y sentirse vivaz en medio de ese hermoso jardín que tanto cuidaba junto a su madre.
Sin querer, empezó a cantar una canción simple pero llena de sentimientos y calidez. Talvez ella no lo notaba, pero su voz es angelical, es como oír a los mismos angeles entonar las mejores melodías para una hermosa mañana que resplandecía desde lo alto. Pensó que nadie la iba a escuchar y eso le daba más ánimo de entonarlo sin preocupación o vergüenza, pues casi nadie tenía la oportunidad de oírla cantar, a excepción de su madre.
Sabía que alguien la estaba vigilando, pero un poco lejos de ella, pero eso no le importaba y solo quería aprovechar ese bonito momento que le permitió Kendall. Sin embargo, mientras cantaba con tanta devoción, no se había percatado de la presencia de alguien más en el jardín, alguien que se quedó embelesado por la hermosa voz que se escuchaba de ella.
Abby dejó de cantar, mostrando una sonrisa triste y con algunas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Pasó algunos minutos y ella pensó que era hora de volver porque no quería que regañaran a Kendall por su culpa. Así que dió un vistazo a la mañana y se levantó, sonriendo porque talvez sería la última vez que viera la luz del día antes del volver a la oscuridad. Al darse la vuelta se asustó mucho al reconocer perfectamente a la persona que estaba al frente suyo.
- L-lo siento... Fue mi culpa.
- ¿Por qué te estás disculpando?
- P-porque-
- Lo sé todo, no tienes que explicarme nada - miró hacia atrás - Puedes irte.
- Si, señor - la escolta miró por última vez a la pelirroja y se fue.
El castaño esperó a que la escolta se fuera, y cuando lo hizo, volvió a mirar a la pelirroja.
- Cantas muy bonito.
- G-gracias - se sentía cohibida y bajó su cabeza.
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La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía)
Gizem / GerilimQuién creería que aquella chica pelirroja llamada Abby se convertiría en su debilidad y su perdición Su vida criminal tuvo una razón. Su vida se volvió en un laberinto de peligros donde la mafia era un camino fácil para encontrarlo a la persona que...