Capitulo 15

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— Estoy segura que con esto en mi rostro, no me reconocerán.

— Ya ha pasado mucho tiempo, creo que ni siquiera te recuerdan.

Quiero creer que tú si.

— Ese maquillaje te queda super bueno — dijo alguien a sus espaldas, avanzando hacia ella.

— Jefe, ¿y si se dan cuenta?

— Ya ha pasado mucho tiempo, Karol, es difícil que ellos te puedan reconocer, peor con esa cicatriz en tu rostro y el parche.

— ¿Él vendrá?

— Uno de ellos vendrán, así que prepárate, el idiota de Conde está bajo amenazas.

— Espero que todo salga bien.

— No digas "esperemos", Karol, todo va a salir súper bien. Las cosas van a salir a nuestro favor y el imperio de N.R. estará en una millas al suelo — sonrió maliciosamente — Espere tanto por este momento, todo de él lo tendré, incluído lo que me pertenece.

— No creo que se haya enamorado de esa chica.

— Esa chica es una hermosa muñequita, porqué crees que la secuestré hace cinco años — la castaña frunció el ceño y lo miró.

— ¿Lo tenía todo planeado?

— Por supuesto. Su imperio estaba en ascenso, absolutamente todo lo tenía él hasta la mejor mercancía. Creo que le afectó mucho que hayamos secuestrado a su querido hermano, pero la deuda de su bisabuelo tenía que ser pagada como de lugar. Ahora, todo va a estar en la normalidad, toda su familia estará destruida, y ellos son los que faltan.

— Entiendo — se levantó — Estoy lista, vámonos.

Los dos salieron de la habitación con rumbo a la camioneta. El camino al campo de batalla se encontraba un poco alejado de la ciudad, así que demoraron una hora por el tráfico. Cuando parquearon el automóvil y empezaron a bajar uno por uno, el nombrado Conde los estaba esperando en la puerta.

— Bienvenidos... — saludó sin ánimos

— Quita esa cara larga, Conde, que nadie murió.

— Lo que usted diga, señor.

— Te estoy pagando muy bien y lo mejor de todo es que tu familia está a salvó. Algún entenderá tu querido jefecito — se burló.

Cuando el mafioso junto con sus escoltas y la chica entraron, Conde se quedó atrás, apretando sus puños de la impotencia de no poder hacer cuando las amenazas de ese mafioso era mucho más, pero eso no quitaba el hecho que su Jefe era mucho más de temer. Podía decirle de alguna manera, pero al estar bajo la sombra de ese mafioso, era muy difícil de hacerlo.

Lo siento, Jefe.

Tomando una bocanada de aire, entró para comenzar a preparar todo y que no se viera nada sospechosos cuando llegará uno de los hombres de su Jefe.

Ni siquiera paso media hora que dos camionetas provenientes del castaño llegaron a la zona, pero por la parte de atrás, tal y como le había dicho Conde hace unas horas porque supuestamente estaban transcurriendo algunos oficiales por allí. Conde casi palideció al escuchar las camionetas llegar porque aún seguía la camioneta del otro mafioso en la parte principal, pero aquel avisó rápidamente a uno de sus hombres que moviera esa camioneta sin hacer mucho ruido mientras que los demás se escondían en algún lugar.

— Tienes que actuar a mi manera, Conde, no querrás que tu cabeza reciba un balazo de mi arma — siseó, mostrándole su arma — Y está misma pistola dará sus balazos a tu familia ¿oíste?

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora