Capitulo 42

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— Carajo...

— Escóndete.

La chica se dirigió hasta la salida del callejón mientras que el pelirrubio buscaba una zona para esconderse bien. Los carros de la policía se parquearon justamente en el entrada, donde la chica estaba removiendo algo desde una caja y notó de reojo como dls oficiales bajaron de los carros y se dirigían hacia ella.

— Buenas tardes señorita.

La chica fijó su mirada en los oficiales, mirándolos de arriba hacia abajo y alzó una ceja.

— ¿Buenas tardes?

— Solo queremos saber si un chico alto, con cabellera rubia, herido y con una bata de doctor o enfermero, ha pasado por esta zona.

— Mmm, he estado toda la tarde por aquí leyendo libros, revistas y hasta periódicos, pero no he visto a alguien con esas características, oficiales.

— ¿Está segura?

— ¿A caso duda de mi palabra? — se cruzó de brazos, manteniendo su mirada seria.

El otro oficial miraba alrededor del callejón para ver si podía encontrar algo inusual en ello, hasta que pudo notar que algo se movió entre esos botes de basura y unas cajas. Por ello, el oficial se dirigió hasta esa zona.

— Oficial ¿qué hace? — preguntó su compañero y la chica miró al oficial que iba caminando hacia algo, por lo que cambió su semblante.

— Algo se movió por allí...

Mierda.

La chica no tenía ni idea donde se había escondido el pelirrubio, pero con ese movimiento estaba más que claro que él se encontraba allí, en el lugar donde se dirigía el oficial. Tragó dificultosamente saliva y mordió su labio levemente, un poco nerviosa, pero tratando de que el oficial que estaba casi a lado suyo no se diera cuenta.

El oficial empezó a inspeccionar cada bote de basura ante la atenta mirada de su otro compañero y la chica. Cuando faltaba por revisar la última caja, la chica cerró sus ojos porque sabía que ya lo iban a descubrir.

— Mierda, ha sido un gato — bufó el oficial.

La chica abrió sus ojos.

— No hay nada por este callejón, debemos seguir buscando por las demás.

— De acuerdo.

— Gracias por cooperar. Si encuentras a este chico... — le dió un hoja con la fotografía del pelirrubio — Por favor, nos llama... Este chico tiene cuentas con la justicia por delitos graves y se ha convertido en uno de las más buscados por el país.

— Lo haré...

Los oficiales se retiraron del callejón, subiendo al carro para luego desaparecer. La chica suspiró de alivio y botó la hoja en el bote de basura.

— Casi me descubren — dijo el pelirrubio, saliendo de su escondite.

— Agradece mejor al gato...

— En realidad estaba a lado de la caja donde se encontraba el gato. Son tan idiotas por no buscar bien — bufó.

— Como sea... Te puedo una pregunta — el pelirrubio asintió — ¿por qué te busca la policía? Me dieron esa hoja — le señaló — Ahora eres el más buscado del país. Te ayude en todos los aspectos, por lo menos quiero saber quién eres tú.

El pelirrubio miró la hoja y solo suspiró.

— Es una larga historia... En realidad soy un Agente de la DEA, ya puedes darte una idea de lo que me toca hacer ¿verdad? — ella asintió — Bueno tuve una misión hace unos meses para atrapar a un mafioso, lamentablemente no pude hacerlo porque un idiota le dijo que supuestamente había robado acciones y dinero, pero eso era mentira. Por esa razón me dejaron casi muerto en medio de la nada; sin embargo, fui salvado y protegido por alguien. No puedo traicionar a la persona que me salvó de morir, después de todo supe la razón del porqué había construido un imperio de la mafia y lo ayudare hasta ese entonces. Pero ahora es diferente, las piezas cambiaron de lugar y todo es un caos. Tengo que salvar a alguien cuanto antes, porque las cosas irán de mal a peor.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora