Capitulo 13

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Es una hermosa muñequita.

Uno de los sujetos se acercó hacia ella con un semblante que conocía tan bien que la asustada demasiado. La mirada de arriba y abajo, relamiendo sus labios por cada parte que visualizaba y sin perderse nada ni un detalle.

Ella empezó a sollozar bajito, encogiéndose en su lugar. De reojo podía mirar cómo los otros sujetos golpeaban fuertemente a Jhosua y él solo gritaba al sujeto que no se acercará a ella, pero era inútil, sus esfuerzos se desvanecían poco a poco al estar sometido por otros sujetos y ser víctima de una tremenda golpiza después de haber sido herido por una navaja.

El tipo la estaba mirando como si una deliciosa presa se tratara, a punto de ser devorada; y sin esperar más, atrajo a la pobre chica bajo sus garraas. Al instante, la camiseta grande y su pequeño shorts que traía puesto fueron destrozados. Abby empezó a gritar y sollozar más alto, sintiendo las manos de ese tipo en su cuerpo.

— Cállate putita, que verte llorar así me da más placer — sus manos se deslizaban por todo su cuerpo, tocando en ocasiones sus pechos mientras besaba su cuello.

Unos segundos bastaron para que el tipo bajaron sus pantalones y sacará su miembro, dónde acto seguido empezó a frotarse en ella.

Abby estaba asqueada, se sentía sucia y débil. Su cuerpo era manoseando a su antojo y ella no podía hacer nada, ni siquiera quitárselo encima porque él tipo era alto y pesaba mucho.

Cuando las manos de ese tipo tocaron el principio de sus bragas, todo de esa se paralizó y el miedo que sentía era más aludible y notorio, empezando obviamente a removerse y a gritar más alto.

¡No!

Abby se despertó toda agitada mirando todo a su alrededor. Otra vez una pesadilla, siendo la que ocurrió recientemente en esa mansión, dónde nuevamente casi fue abusada por ese sujeto.

Abby tenía solo 15 años cuando cambió completamente, siendo una vida llena de alegría y felicidad a ser una llena de terror y miedo. Alguna vez había visto una película de terror, pero nada se compara a lo que ella estaba viviendo día a día en una celda oscura y fría, que daba miedo y temía por su vida en cada momento.

Ella salía de su instituto rumbo a su residencia. Ese día su mejor amigo y casi hermano no pudo acompañarla porque tenía que quedarse en la biblioteca por un castigo impuesto por la maestra de Lenguaje por no traer la tarea, y claro, no era la primera vez que no traía una tarea de esa materia, ya que supuestamente decía que esa materia era muy aburrida.

A unos metros más adelante, Abby estaba escuchando música mientras caminaba normalmente por las veredas. Hubo un momento donde le tocó pasar por una de las avenidas menos recurrentes por los traseúntes, así que con un poco de miedo y sujetando las tiras de su mochila, caminó rápidamente. Sin embargo, al querer llegar a la siguiente avenida, una camioneta negra blindada frenó a raya al frente de ella y enseguida cuatro tipos salieron de allí con mascarillas, gorras y trajes negros.

Abby se quedó pasmada y en shock, ni siquiera reaccionó a tiempo porque ya estaba siendo arrastrada por esos sujetos hasta la camioneta. Lo primero que hizo fue gritar y gritar, pero al ser golpeada por uno de los sujetos y gritarle que se cayara o le iría peor, ella solo se cayó y empezó a sollozar silenciosamente.

Trataba de respirar bien aunque la bolsa que tenía en su cabeza le imposibilitaba un poco. Ni si quiera sabía cuánto había pasado, se sentía desorientada y un poco adolorida por el golpe que le dió uno de los sujetos, las pocas fuerzas que tenía se iban desvaneciendo.

En un momento a otro, se escuchó la camioneta pararse y al instante se abrió la puerta de ésta. Unas manos la sujetaron fuertemente de su brazo sacándole un grito de dolor, pero siendo callada por un golpe en su nuca, no tan fuerte, pero suficiente para no entender lo que hablaban las personas de su alrededor.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora