Capítulo Final II

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SIETE DE LA NOCHE

Todos se quedaron helados por lo que dijo el mafioso, escuchando la risa burlona al ver sus reacciones y sentirse satisfecho porque dejaría a un Rush débil y con un dolor hasta el final de sus días, después de que ese barco explotará. Sam agarró la navaja que el castaño había tirado y lo degolló.

— Noah, acaba con este maldito — habló Sam.

Noah reaccionó y disparó cuatro veces al mafioso dándole en la cabeza y luego le dio cinco disparos en el pecho.

— Tenemos que irnos – habló Noah.

— Sam, los oficiales están entrando a la mansión...

— Lo sé, Sara.

— ¿Quién es ella? — preguntó Jack.

— Una larga historia...

— Algo que también quiero escuchar de ti, Sam — habló Noah para luego salir de la habitación.

Todos salieron de la habitación, escuchando las unidades de policías afuera de la mansión. Noah estudió muy bien toda la mansión, cada pasadizo y pasillo, y la única manera de salir de esa mansión es un por un pasadizo subterráneo que se encuentra a dos metros del sótano. Sin embargo, una masa de militares y oficiales subían por las escaleras principales, así que tuvieron que desviarse por el otro lado del pasillo, llevándolos a unas escaleras de emergencia. El tiempo corría, tenía miedo de que algo malo le pueda pasar a ella y se sentía tan inútil al no poder protegerla, tan confiado se sintió como para no darse cuenta que ella se había alejado de su lado.

Unos disparos se escucharon a su lado, deteniendo su marcha y teniendo que ponerse en alerta en los pilares. Jack sacó un explosivo al ver como unos militares se acercaban a ellos y querían dispararles, logrando que se escuchara un estruendo. Por lo menos, querían dejar algo que destruyera esa mansión, así que Jack sacó una bomba.

— Por lo menos se te prendió el foco para traer esa bomba – habló Kendall.

— Sabía que en algún momento la íbamos a necesitar —  empezó a configurar la bomba, escuchando como más oficiales y militares se acercaban a ellos — En pocos minutos esta mansión estará en cenizas.

Empezó la cuenta regresiva.

Noah vio cuanto quedaba para que esa bomba explotara, haciendo cálculos en su cabeza. Sara miraba a todos los presentes, notando como hacían un buen trabajo con esos artefactos porque era la primera vez que estaba bajo la sombra de criminales que desde hace mucho tiempo han estado en ese mundo sin salida, tal como ha sido para ella, con la diferencia de ella nunca pudo abandonar esa vida solitaria de la calle. Sam pudo darse de ello, así que solo sonrió por la curiosidad de ella ante lo que estaba haciendo sus dos amigos, porque siempre los consideró de esa manera, aunque no lo haya expresado.

— Escoltas salgan de este territorio antes de que explote esta mansión...

— Entendido.

—  ¿Cuántos escoltas quedaron? – preguntó Noah.

— Solo quedaron veinte escoltas de los 100 que trajimos.

Noah fue el primero en seguir, siendo seguido por los demás, con Jack siendo el último mientras miraba hacia atrás en ocasiones para asegurarse de que nadie los siguiera. Al llegar, intentó abrir la puerta, pero estaba con seguro, así que no tuvo más opción que empezar a patear la perilla logrando romperla. Corrieron lo más rápido posible porque en cuestión de segundos todos ellos estaban pisándoles los talones.

7 minutos

Siguieron por todo ese pasadizo subterráneo, pero dos personas los detuvo con armas en sus manos.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora