Capitulo 18

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— Esta es la zona de los entrenamientos — le indicó — Se ve un poco sucio el lugar porque recién nos instalamos, pero en poco tiempo va a estar renovado — está vez la miró — ¿Tienes alguna duda?

Karol parecía no prestar atención a lo que decía Jack, porque cuando el azabache volteó a verla, Karol solo trató de desviar su mirada por otro lado, ya que solo estuvo enfocada en Jack y no lo que le estaba explicando.

— ¿Q-qué dijiste?

— ¿No estuviste escuchando todo lo que dije?

— Perdón, solo que aún no puedo asimilar que voy a trabajar con una...mafia — se excusó, sin mirarlo, porque sabía que nuevamente se iba a quedar embelesada por el azabache.

— La mafia no es un juego. Tienes que ser leal y hasta poner tu vida en riesgo por tu Jefe. Todos haremos cualquier cosa para que nuestro Jefe este sano y salvo, y que los enemigos no se apoderen de lo que un día le costó construir. Estamos sentenciados, recuérdalo muy bien.

Karol miró a Jack al recordar las mismas palabras que le había dicho cuando era una prisionera, pero en este caso había un pequeño detalle el cual incluyó, y era porque ahora es una escolta que tiene que ser leal a su Jefe. La sentencia de estar dentro de la mafia era la muerte segura, porque todo lo que vinculaba a ese mundo era lleno de muertes y peligro. Y aquello era una de las razones por la cual era un amor prohibido, y que las consecuencias solo se ve pasar al frente de sus ojos junto con sus acciones.

— Lo sé, no debes repetirlo de nuevo.

— Solo te tengo que recordar para que no se te olvide.

Jack quería irse de ahí como de lugar, estar cerca de aquella chica lo traía de lo peor y más que todo ansioso. Su cabeza dolía y todo comenzó al verla, pero es que aún no podía entender porque se quedó embobado por ella, sus recuerdos pasados volvieron cuando ya los había enterrado muy profundo de su ser, y sobre todo las sensaciones que parecía que nunca lo iba a sentir por alguien.

Amor a primera vista.

Pero no era de alguien que no conocía, era como si aquella chica ya la conocía hace mucho tiempo. Imposible.

Cuando se dió cuenta, la estaba mirando, por lo que desvío su mirada hasta dar con la ama de casa, la única que tenía todas las llaves de la mansión.

— Nana, enséñale su habitación.

— Si joven — la miró — Vamos señorita.

Karol miró al azabache y se dió cuenta que estaba evitando a toda costa de verla.

Tenía la esperanza de que por lo menos me hayas reconocido, pero veo que algo más cambio en ti.

Suspiró para luego seguir a la señora. Unos metros más adelante, volvió a verlo, pero él ya no estaba.

¿Qué estoy haciendo? Este no es mi misión. Sin embargo, sentí nuevamente esas emociones al verte. No has cambiado en nada, pero veo que me olvidaste, porque a pesar de haber tenido mucho moretones de golpes en mi rostro, tu me amaste así y me reconocías, eso dijiste aquella noche dónde prometiste protegerme y que harías todo lo posible para salvarme.

Ciegamente creí en ti, pero nunca imaginé que el día de mi final tú no te atreviste a intervenir para que no me hicieran daño. Tenía que odiarte y vengarme de todo esto, pero no pude ni puedo hacerlo. Tan solo quisiera saber el ¿por qué no lo hiciste? ¿Por qué no lo detuviste? y hay muchas preguntas que aún carcomía mi cabeza, pero solo puede haber una respuesta.

No puedes meterte en los asuntos del diablo.

Él es el diablo.

Tú solo eres el peón del diablo.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora