Capitulo 35

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La luz de la mañana entraba por la ventana de la habitación, ocasionando que el castaño frunciera el ceño y empezará abrir lentamente sus ojos. Quería refunfuñar por lo molestoso que era, pero al bajar su cabeza y ver a la hermosa persona que estaba reposando su cabecita en su torso mientras lo abrazaba, sonrió al instante.

Empezó a acariciar su hermosa melena roja, tratando de sacar unos tres mechones rebeldes que estaban en su rostro. Recordó lo que pasó anoche y se sentía feliz y satisfecho, con emociones encontradas, pero sintiéndose como un adolescente enamorado.

Un pequeño flashback llegó a él, como un remolino a su paso que hasta tuvo que parpadear unos segundos. La misma niña pelirroja que con su risita le ponía la piel de punta, que en ocasiones pasaban episodios que él aún recuerdo de su infancia y que en ellas estaba aquella niña, pero se sentía frustrado al no poder ver su rostro.

Tengo que abrir mi diario para saber las respuestas.

— A-amor...

La dulce voz de su amada lo hizo volver a la realidad. Nuevamente su sonrisa volvió a su rostro, ver ese hermoso puchero adornar sus labios le daba mucha ternura, y ver su rostro en esa mañana era lo más hermoso que iluminaba su vida. Todo de ella era perfecto ante su mirada.

— ¿Sabes? Tu voz es melodía para mis mañanas — suspiró — ¿Por qué tienes que ser tan tierna y preciosa a la vez? Por dios, es tan difícil asimilar que tengo a una persona a mi lado.

Sintió un nudo en su garganta, impidiéndole hablar. Ella tampoco podía asimilar lo que estaba viviendo, es decir, fue secuestrada por unas personas sin escrúpulos que la tuvieron encerrada por años y sin poder ver la luz del día o la noche, y ahora siendo protegida, cuidada y amada por uno de los mafiosos más buscado y poderoso de todo el país.

Todo era difícil de asimilar.

— ¿Por qué estás llorando, amor? — le preguntó mientras intentaba ver su rostro.

— Y-yo... Es que tú eres tan lindo que es muy difícil asimilar lo que estoy viviendo ahora.

— No te entiendo, pequeña.

La pelirroja se sentó enrollando la sábana por su cuerpo, y el castaño también se sentó.

— Mira, he estado en manos de unos criminales por cinco años, por suerte no llegaron abusar físicamente, pero si psicológicamente. Hay algunas cicatrices en mi cuerpo y que me han hecho recordar todo el sufrimiento que viví en manos de ellos, y anoche la descubriste por completo. Me daba vergüenza que me veas de esa forma, pero me hiciste sentir especial y amada, y ya no dolía como antes. Ahora, estoy contigo, sintiendo algo que en mi vida había sentido por una persona. Solo comprendía el amor y el cariño familiar, pero de algo más profundo, nunca. Contigo pude sentirlo, y no te puedo negar que si tuve miedo al principio.

— ¿Y, ahora?

— Ahora es diferente. El amor que te tengo es grande y sublime. Sin embargo, me da mucho miedo que algo malo te pueda pasar en manos de tus enemigos. Eso me aterra.

— Nadie me verá derrotado. He construido este imperio con sangre y peligros solo por un objetivo. La policía ocasionó que me convirtiera en esto, así que tienen que aguantar al demonio que han creado — suspiró y la atrajo hacia él — Soy un mafioso muy poderoso, ningún enemigo podrá destruirme y tampoco a las personas que son importantes en mi vida, ni mucho menos a la persona que amo — empezó acariciar su melena — Cuando encuentre a mi hermano, esto acabará para siempre.

— ¿Me lo prometes?

— Te lo prometo.

***

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora