— M-Milo...
Jhosua miraba al chico que venía caminando a su dirección y a la vez sentía confundido por el cambio de semblante de su Jefe y el susurro de un nombre dirigiendo su mirada a ese chico. El chico se paró abruptamente, mirándolos fijamente, pero cuando quiso hablar, una llamada lo interrumpió.
Siseó algunas palabras y contestó la llamada desviándose por el pasillo de a lado. Inconscientemente, el castaño lo quiso seguir, sino fuera porque Jhosua lo detuvo antes de que cometiera algo mucho peor de lo que ya se encontraban. Su Jefe no estaba actuando con los cinco sentidos, así que debía ser quien detuviera cualquier locura que se atreviera a cometer el castaño.
— Jefe, no puede hacer eso, levantará sospechas.
— E-ese rostro, su mirada... ¿h-hermano?
Realmente no estaba actuando de la mejor manera y tampoco entendía lo que estaba diciendo el castaño.
— Tiene que reaccionar — lo sacudió con sus manos en los hombros del castaño — No entiendo lo que está diciendo, pero debería actuar de manera consciente por la situación en la que estamos, Jefe.
El castaño parpadeó varias veces y miró a Jhosua, él no entendía esa expresión del castaño.
— Tú no lo entiendes...
— Es por eso que quiero saber... solo existieron rumores, pero quiero escucharlo de usted mismo.
El castaño frunció el ceño.
— ¿De qué rumores hablas?
— De su obsesión de encontrar algo entre los territorios de mafiosos. Todos se quedan extrañados de que usted no vaya a un territorio para robar mercadería de los otros mafiosos, sino que usted busca algo más. En ocasiones solo sale con documentos y carpetas, algunos se preguntan porqué tiene que ir solo por unos documentos cuando hay un montón de mercadería que es excelente para quien lo gana. Solo en algunas ocasiones pudo hacer eso, son escasas.
— Es increíble — quedó un poco desconcertado por la confesión de su escolta — Así que hablaban eso a mis espaldas... — suspiró — Hay una razón por la cual una persona entra a este mundo, yo tengo una inusual... y es encontrar a mi hermano. Me lo arrancaron de mi lado cuando apenas estaba viviendo mi niñez, él era el mayor y siempre me protegía en todo momento, éramos muy felices, sin embargo, todo cambió cuando unos idiotas lo secuestraron. Todo ese tiempo, la policía no hizo nada, más bien cerraron el caso por falta de pruebas... ellos no investigaron bien, pero después me di cuenta que la realidad era otra, que todos ellos estaban vendidos por un mafioso para que no siguieran investigando. Eso me lleno de furia, así que me jure a mí mismo y a mis padres en su tumba que yo haría hasta lo imposible para encontrar a mi hermano; sin embargo, ya estoy aquí. No me importaba ser reconocido como un mafioso peligroso, tampoco que la DEA me buscara ni tampoco que enemigos vinieron detrás mío, pero si llegan hacer algo que no me agradará, les pagaría con la misma moneda. Solo mírame, quiero ser pacifico, pero ellos lo hacen difícil.
Jhosua se quedó desconcertado, al fin pudo escuchar la verdad detrás de esos rumores que circulaban por las habitaciones de los escoltas. Ahora mismo su Jefe parecía otra persona, alguien que hablaba con dolor y melancolía, y no con esa voz autoritaria y fría. El dolor de haber perdido a su hermano y el secuestro de que ahora se considera como su debilidad, lo está haciendo cambiar de una manera que no es posible actuar de manera calculadora e inteligente. Ahora entiende muchas cosas del castaño y le parecía algo doloroso y triste.
Pero algo lo dejó un poco confundido y era lo que había dicho hace unos segundos "ya estoy aquí" mientras miraba el lugar.
— Entonces ¿Esta es el territorio que ha estado buscando?
ESTÁS LEYENDO
La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía)
Misterio / SuspensoQuién creería que aquella chica pelirroja llamada Abby se convertiría en su debilidad y su perdición Su vida criminal tuvo una razón. Su vida se volvió en un laberinto de peligros donde la mafia era un camino fácil para encontrarlo a la persona que...