Capitulo 16

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— S-señor...

La voz de la pelirroja le hizo volver a la realidad. Noah notó lo que estaba haciendo, por lo que sacó rápidamente su mano y se dirigió hacia la gran ventana de su habitación.

— En unos minutos vendrá el desayuno.

Abby no respondió. Más bien estaba confundida por la acción del castaño hace algunos segundos cuando recién despertó y pudo notar que él era quien estaba acariciando su cabellera roja y la estaba mirando de una forma difícil de explicar.

— ¿Q-qué estaba haciendo?

— ¿Haciendo qué?

— Acariciando sutilmente mi cabellera y mirarme de esa manera.

Noah la miró.

— Solo lo hago para enmendar mi error. Debí ponerte a una mujer escolta para que te cuide, y no a un idiota que fue capaz de ponerte una mano encima.

— No parecía ser eso.

— ¿Qué estás insinuando?

— Me hubiera dejado allí, sola y con marcas en mi cuerpo al ser casi abusada sexualmente por un hombre. No le hubiera importado nada de mi, tan solo se hubiera encargado de ese hombre y listo, problema resuelto. Sin embargo, usted hizo algo que ningún mafioso lo ha hecho, y es tener compasión por su esclava.

Las palabras de Abby fueron tan seguras que hasta ella misma no se creía que había hablado tan firme ante el castaño, sabiendo que le daba miedo articular una palabra con él presente. El castaño solo la miró, analizando cada palabra y que por primera vez en su miserable vida aceptó que ella tenía razón.

A un mafioso no le importaba lo que le pasará a su víctima o a su esclava, igual iba a morir en cualquier momento por sus propias manos. La vida de un mafioso estaba llena de peligros  por doquier, muchas matanzas y cosas ilegales seguían en su camino, y era difícil salir porque estaba condenado de por vida a ser perseguido por las autoridades del gobierno y de los mismísimos enemigos. Su muerte o la cárcel es lo único que le esperaba, pero era algo que no le importaba, mientras seguía huyendo de todos ellos, nada malo iba a pasar.

Pero ¿qué era lo que estaba pasando por la mente del mafioso al hacer eso?

Ella no importaba en su vida, más bien lo consideraba como una amenaza y una debilidad, algo que en un mafioso no debe tener en su vida, pero aún la mantenía con vida para tener respuestas a lo que ha estado buscando por años.

— Solo debes entender algo — caminó hacia ella — Estoy cuidando tu pellejo porque eres mi fuente de información, después de eso tu alma estará descansando de tanto sufrimiento.

— ¿Solo para eso sirvo? — preguntó sin apartar la mirada — Solo me utilizan y me botan, hacen lo que quieren conmigo y después ya no sirvo para más. Esas personas me robaron todo... Mi libertad, mi juventud y las esperanzas de volver con mi madre. Crearon una nueva versión en mi, logrando que todo sea terror y miedo, sin esperanzas de salir de ese calvario de que metieron cuando apenas era una adolescente de quince años. Todo de mi está roto y nadie podrá arreglar todo el daño que me han hecho hasta el día de hoy.

A ese punto, Abby estaba sollozando por el enojo y la impotencia de su situación. Que nadie va a poder ayudarla ni cuidarla, que todas esas esperanzas se fueron murieron por los años, y solo talvez, estaba aferrada a que la persona que estaba justo al frente pudiera hacer algo por ella, pero con sus palabras fueron tan serias que lograron matar las últimas esperanzas de recuperar todo lo que ha perdido.

— ¿Por qué no me mata? — le preguntó — Ya estoy harta de este mundo, no necesito seguir así. No puedo recordar y talvez nunca podré hacerlo, porque el dolor y el sufrimiento bloquea todo en mi ser — mintió, porque en realidad si recordaba algunas cosas, y talvez era fundamental para el castaño.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora