Capitulo 32

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Abby estaba golpeando el saco de boxeo con tanta fuerza que hasta el castaño se sorprendió. Kendall mantenía el mismo semblante de sorpresa y desconcierto al igual que el instructor y algunos escoltas que no se habían ido.

Ella seguía en su mundo, golpeando con tanta fuerza el saco. Su alegría era tan grande que no prestaba atención a lo que estaba pasando a su alrededor, ni tampoco las miradas de las personas que aún seguía en el lugar.

— Esa chica tiene una fuerza impresionante — dijo uno de los escoltas.

— Si tenía esa fuerza, entonces ¿por qué no la usó anteriormente?

— Dudas existenciales que nunca tendremos respuestas.

— No sean idiotas, es obvio que el miedo a uno le carcome a tal punto que se olvida de todo lo que ha aprendido.

— Él tiene razón. Pueda que tenga la fuerza suficiente para enfrentar a alguien, pero un batallón de escoltas podrían matarla en segundo, peor si el miedo se convierte en su peor enemigo.

— La única forma de ganar es tener a gente atrás suyo que la respalde.

— Por fin dijeron algo razonable. Espero que así sea siempre.

— Mejor vámonos. El Jefe se dará cuenta que aún seguimos aquí.

— Es verdad, vámonos.

Todos los escoltas salieron del lugar, dejando solo a las dos chicas, al instructor y al castaño. Noah se mantenía en la misma posición, no podía reaccionar por el desconcierto hasta que Abby se detuvo porque se cansó, necesita un poco de agua. Abby al volver a la realidad, volvió a mirar a los presentes, frunciendo el ceño al verlos con ese semblante.

— ¿Por qué están así?

— E-eres perfecta — musitó el castaño, caminando hacia la pelirroja.

— ¿Ah?

Antes de que pudiera llegar a ella, el castaño se detuvo por un nuevo flashback.

— Es perfecta.

— ¿Acaso mi pequeño hermano se enamoró? — preguntó, logrando que el pequeño castañito lo fulminara con la mirada.

— No seas tonto.

¿Noah?

El llamado de la pelirroja logró derribar ese pequeño trance. Caminó hacia ella con una sonrisa en su rostro, muy embobado nuevamente. Por otro lado, Kendall aún quedó pasmado por lo antes visto, pero alguien llegó a su lado.

— Kendall, ¿qué acabo de ver? — la pregunta de alguien a su lado, la hizo sobresaltar — Auch, eso duele.

— Deja de ser idiota, Jack, me hiciste asustar.

— Ni siquiera soy feo para hacerte asustar.

— No seas tonto. Aparecerte así de la nada no es agradable, creí que me iba a dar un infarto por el susto — suspiró, volviendo su mirada hacia la pareja — Si, es la misma. Me contó su historia, pude comprender la razón de su comportamiento y habilidades, cómo también el porqué nunca pudo usarlo cuando fue puesta en ese infierno.

— Es impresionante — los miró — Hasta Noah está sorprendido.

Noah le sacaba los guantes de boxeo a la pelirroja mientras ella trataba de rechistar para que no lo hiciera. Jack sonrió y le contagió a Kendall, pues era la primera vez que ellos miraban esa actitud en el castaño.

— Él la ama de verdad — apareció Sam, provocando que Kendall refunfuña por la manera tan repentina que tiene sus amigos de aparecer así de la nada — Se le notaba mucho y él no lo quería aceptar.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora