Capitulo 40

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Media hora antes

El pelirrubio intentaba acostumbrarse a la molestosa luz, achicando sus ojos e intentar levantarse, pero se quejó por el inmenso dolor en su nuca. Trató de visualizar todo el interior y se dió cuenta que estaba en un hospital, con una intravenosa en su brazo, con golpes en su brazos y de seguro en todo su cuerpo, contando con el golpe en su nuca que hizo que cayera inconsciente.

Sentía que algo le faltaba y al recordar todo lo ocurrido, sus ojos se abrieron como si le hubieran dado la peor noticia de su vida.

— Abby...

A su mente llegaron los recuerdos de lo qué pasó segundos antes de que esos hombres comenzaran a darle una paliza hasta dejarlo inconsciente. Aún recuerda los gritos de la pelirroja pidiendo que la ayudara, pero el golpe en su nuca lo dejó inmóvil y sin esperanza de hacer algo para que no se la llevara.

Flashback

Carajos...

El pelirrubio mantenía a la pelirroja detrás suyo al momento que algunos sujetos bajaban de la camioneta.

— Vámonos, Sam...

Sam asintió y agarró su mano para intentar escapar por el otro lado, pero solo dieron dos pasos y otra camioneta frenó a raya y de ahí bajaron otros sujetos más. Estaban acorralados y no tenían escapatoria, Sam no podía con todos ellos y podía entender que Abby no tenía la suficiente valentía para enfrentarse a tantos hombres cuando su miedo le carcome lentamente.

— No podemos escapar — musitó Sam.

— Yo te ayudaré — musitó — Voy a dejar mi miedo de lado para ayudarte.

— ¿Y si te pasa algo? Noah no me lo perdonaría ni yo tampoco.

— Estamos juntos en estos, Sam. Entiende que ellos están por mí y nos encontraron por ese rastreador. No hay otro opción.

Abby se alejó un poco de Sam.

— ¡No, Abby!

Dos tipos venían a dirección del pelirrubio y no tuvo tiempo de detener a la pelirroja, que ya se estaba acercando a los demás sujetos que venía a su dirección. Los dos comenzaron una batalla peligrosa donde los dos tenían que ganar como de lugar, pero a veces el pelirrubio tenía que asegurarse de que Abby no estuviera en problemas, pero podía notar la gran habilidad que tenía ella en estos casos.

Los minutos pasaron y la batalla seguía, pero hubo un momento donde uno de los hombres sacó su arma y apuntó al pelirrubio. De reojo, Abby pudo verlo, así que corrió a su dirección con las últimas fuerzas que le quedaba.

— ¡Sam, cuidado!

Su grito ocasionó que el pelirrubio viera hacia atrás, quedándose pasmado al ver como jalaba el gatillo y después un disparo. Sin embargo, la bala no llegó a su cuerpo, debido a que la pelirroja se abalanzó hacia el sujeto y los dos cayeron al suelo, yendo la bala a uno de sus compañeros.

Aquella acción provocó que los dos se desconcentrara, dejando que los demás tuvieran la oportunidad perfecta para su cometido. Sam se dio cuenta de ella.

— ¡Abby!

Iba a su dirección al ver a dos hombres que corrían hacia la pelirroja, pero un golpe en su espalda lo dejó inmovilizado y luego otro en sus piernas, provocando que cayera al suelo. El grito desgarrador de la pelirroja pudo escucharlo distorsionado mientras sentía como su cuerpo recibía algunos golpes.

La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora