— Por favor, no me mate — decía aquella chica que sollozaba al ver que el sujeto le estaba apuntando con un arma.
— Lo siento — dijo con falsedad — Pero tengo órdenes de mi jefe en matarte.
El escolta apuntó con el arma a la chica con demasiada burla que parecía no tener ni una pizca de remordimiento ni pena por la chica que estaba a punto de matar. Cuando estaba a punto de jalar el gatillo, el pitido de walkie talkie lo detuvo.
— Jhosua, deja a la chica en paz. El jefe acaba de dar la orden de que la escoltes y la lleves a la mansión. Espero que hagas bien tu trabajo ¿oíste? No querrás problemas.
El tipo solo bufó.
— Solo quería divertirme, Sam.
— Eso diles a las miles de víctimas que mataste por error.
— Ni me lo recuerdes, adiós.
El tipo colgó y suspiró para luego ver a la pelirroja.
— Estás de suerte esta noche pelirroja, el Jefe te quiere ver en su mansión. Así que es mejor que cooperes o sino te vuelo los sesos con esta arma — le indicó — La paciencia es lo que menos tengo.
El escolta levantó bruscamente a la pelirroja y le dio la orden al otro escolta para que le ponga la bolsa en su cabeza. Desde que salieron del lugar y se embarcaron en la camioneta, la pelirroja no dejaba de sollozar por el miedo a que le hicieran llegar a esa mansión.
Solo tengo que resistir ¿verdad?
— Mira Sam — pudo escuchar la pelirroja al escolta que había estado hace rato — No tengo mucha paciencia que digamos y la lloradera que está metiendo esa pelirroja me está hartando. Así que la callas por las buenas o yo lo hago por las malas.
— Te puedes callar, joder. No podemos hacerle nada a esa chica porque tiene información que podría ayudar a encontrar a su hermano.
— Joder — siseó.
Pasaron una media hora que el chico tuvo que soportar los sollozos de la pelirroja, a tal punto que estuvo apretando fuertemente su arma que está en sus piernas. Cuando la camioneta se aparcó, el chico salió sin esperar que los demás salieron, tan solo quería sacar su enojo con algo, lejos de allí.
— Déjalo que se vaya — dijo Sam a uno de los escoltas — Fue difícil de mantener la cordura en todo el camino.
Sam sacó a la chica con cuidado y se adentraron a la mansión, seguido de los demás escoltas. La pelirroja que temblaba de miedo y aún seguía sollozando, pudo sentir el ambiente tenso que emanaba desde que salió de la camioneta.
Bruscamente tuvo que arrodillarse y al instante le sacaron la bolsa que tenía encima, dejando ver todo su alrededor. Se encogió cuando visualizó a muchas personas alrededor suyo, y sus miradas encima de ella no ayudaba en nada.
— Uhm, hace mucho tiempo que no veo a una pelirroja — susurró alguien.
— Te podrías callar Jack — una chica habló.
— Cállense los dos — una voz gruesa y profunda se escuchó, provocando que la pelirroja bajará la cabeza y mordiera levemente sus labios — Levanta tu mirada, niña.
La pelirroja no le hizo caso, porque no tenía la valentía de verlo a los ojos si tan solo segundos había usado un tono de voz que daba miedo, e iba a ser peor si lo miraba.
— ¿No escuchaste? ¡Te dije que levantarás la mirada!
Ese grito ocasionó que la pelirroja empezará a sollozar, sintiéndose indefensa en medio de todas esas personas que no conocía y ante el dueño de esa voz.
— Levanta la mirada — le susurró alguien por detrás y lo reconoció.
Con timidez y con mucho miedo levantó lentamente su mirada. Sus ojos se conectaron con aquel castaño que se encontraba sentado de una forma intimidante al frente de ella, manteniendo una expresión fría y sería que realmente daba más miedo verlo que oírlo.
— Hasta sus ojos son bonitos — susurró nuevamente Jack, pero recibió un golpe por Kendall.
Sus ojos eran azules profundos, demasiado notorios y bonitos ante la vista de cualquier persona, pero también fueron hipnotizados por el castaño, que se quedó viéndola fijamente a sus ojos. Un carraspeo bajó le sacó de su trance y tratando de concentrarse a lo que debía hacer.
— ¿Tienes alguna idea del por qué estás aquí?
La pelirroja negó.
— N-no señor...
— Estás involucrada con una mafia demasiada desconocida para el ojo público. Nadie sabe de sus existencia, es como una mafia invisible que se mueve alrededor del mundo y pasa de desapercibido por el mismo gobierno y sus inútiles organizaciones. Y ¿sabes que es lo peor? Que esa mafia tienes alguien importante para mí...
— N-no se nada señor... S-siempre estuve encerrada en sótanos.
— ¿Cómo no vas a ver a tu secuestrador, niña? — preguntó enojado mientras se inclinaba hacia delante — Mira niña, no estoy para perder el tiempo contigo, así que mejor me dices alguna información de esa mafia o sino — le mostró el arma — Una bala saldrá de aquí, pero directamente a tu cabeza.
Eso atemorizó a la pelirroja, ocasionando que abriera sus ojos por miedo.
— N-no por favor, no lo haga... — le suplicó con sus manos — N-no quiero morir de esta f-forma después de ser s-secuestrada cuando apenas tenía quince años y ellos me golpearon en la cabeza por eso tengo amnesia temporal— sollozó más — L-le puedo ayudar en cualquier cosa si llegó a recordar, pero n-no me mate.
Los sollozos y las súplicas por parte de la pelirroja eran tan desgarradores que ni el castaño ni los demás podía parar. El castaño se dio cuenta de las múltiples heridas y golpes que tenía la pelirroja en sus brazos, en la parte de su cuello se podía ver marcas de torturas, algunos golpes que se podía ver a simple vista por el cuello de la camiseta que dejaba expuesta un poco sus clavículas.
— Noah — lo llamó Jack — Pueda que en estos momentos la chica no recuerde nada por lo que ha pasado en manos del italiano y lo de ahora.
— Ni pienses que la voy a tener conmigo, esta niña tiene que cooperar ahora mismo porque no sirve de nada si no me dice lo quiero saber, joder...
— S-solo déjeme recordar, por favor... Si no me mató es porque se muchas cosas, si yo recuerdo le puedo ayudar en un futuro, pero no me mate, se lo suplico...
El castaño lo meditó aún viéndola fijamente mientras ella le miraba con sus ojos brillosos y llenas de súplicas. Pudo traer consigo toda la información de la mansión del italiano y pudo concluir que esa pelirroja que estaba al frente suyo suplicándole piedad para que no la matará, sabía muchas cosas.
Ella era su fuente de información y para que lo lleve a la mafia que estaba por muchos años buscando. Lo único que pudo saber es que la mafia le dio al italiano la potestad de tenerla como un objeto a quien golpear y abusar, pero luego regresaría a su lugar.
No quería estar equivocado con eso.
— Vas a ser mi conejillo de indias ¿entiendes? Vas a poner a trabajar tu estúpida memoria desde ahora, quiero aunquesea tener su maldito rostro ¿¡Oíste!?
Ella asustada asintió varias veces.
— S-si.
— Sam — llamó al chico — Llevalo al calabozo y ponle los grilletes.
Sam asintió y se dirigió hasta la pelirroja para ayudarla a levantar. Los dos se fueron seguidos con cinco escoltas mientras los demás fueron a seguir con sus actividades. Jack y Kendall fueron los únicos que se quedaron en la sala con el castaño.
— Si llega recordar y te da todo lo necesario para encontrarlo ¿qué harás con ella?
— La mataré.
Dy
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La debilidad de un mafioso (Segunda Trilogía)
Mistério / SuspenseQuién creería que aquella chica pelirroja llamada Abby se convertiría en su debilidad y su perdición Su vida criminal tuvo una razón. Su vida se volvió en un laberinto de peligros donde la mafia era un camino fácil para encontrarlo a la persona que...