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Lo estaba recordando una y otra vez, su mente retozar el memorable beso que encareció su aturdido corazón. Aun podía sentirlo en sus labios, en la piel de su cintura y en el aroma que seguía impregnado en su ropa. Quería estar en ese recuerdo y ser lo único que permaneciera en su mente por lo menos en últimos años, pero no fue suficiente.
Una, dos, tres... contaba cuántas veces le faltaba el aire que apenas filtraba en sus pulmones, y cómo los latidos punzaban dolientes su pecho. El espacio se hacía más pequeño conforme el tiempo pasaba, la presión aplastándolo y su mente marearse cada vez. El auto avanzaba en silencio entre las luces de los faros de la noche, mientras los sonidos se escuchan lejanos y confusos. Inhaló con fuerza, tratando de calmar su cuerpo a la ansiedad que sentía. No era real, él estaba en un lugar seguro.
Los fantasmas y las sombras que lo querían jalar en el mar profundo no eran reales. Tampoco era culpable de haber hecho que ese pelinegro aceptara ese beso y menos debía de sentirse avergonzado a cómo su cuerpo reaccionó al tener la cruda cercanía de un alfa. Eran reacciones normales, su cuerpo lo había aceptado y esto, solo era el miedo de esa horrible obscuridad.
Pronto los altos árboles se hicieron ver, mostrando una serie de líneas negras frondosas que eran acompañados por las constelaciones de las estrellas por arriba. El bosque se veía mágico y sorprendente a esas horas de la noche, no pudiendo apreciarlas en su totalidad cuando por fin llegaron a la mansión. Una multitud de agentes los recibió, dejándolos pasar al percatarse que se trataban de ellos. Claro, esta era su vida, de vuelta a la realidad.
—¿Te encuentras bien? No has dicho ninguna palabra de camino —el alfa miró por el espejo del auto, observando cómo el omega estaba abrazando sus rodillas, con el rostro pegado en esa zona sin dirigirla una mirada—. Tae ¿me escuchas?
—Estoy bien, solo estoy cansado —esta vez sus ojos se dirigieron al alfa, topándose con esos obscuros destellos que le indicaban cuánto el alfa le preocupaba. Golpeado por esa acción bajó su rostro con una timidez que hizo calentar los costados de sus mejillas—. Bogum hyung debe estar muy molesto —mencionó, no sabiendo qué debería de decirle. Respiró con pesadez cuando su loco corazón lo azotó y su cuerpo reaccionó de sobremanera al recordar cómo se había sentido en esos brazos y en ese lugar. En medio del pánico, abrió el auto y salió en la brisa de la noche nocturna, antes que cometiera una estupidez. Una parte de él no le importaba las consecuencias, pero la otra estaba presa por lo que ese beso significaba.
—¡Tae, espera! —llamó, viendo el rápido caminar del omega—. ¡Taehyung, por favor! —, el castaño se detuvo y se volteó con esos ojos avellanas aguados—. No te ves bien ¿qué sucede? —se acercó de a poco, provocando que el omega respirara lento y pesado, esas pupilas observarlo sin apartar la mirada, como si quisiera grabar cada parte de su rostro. Sus codiciosas manos no reconocieron el espacio alguno, acariciándola una de esas mejillas—. Soy sincero, Tae. Lo que pasó allí...
—Podemos hablar después, por favor... —su voz salió acortada y muy baja. Sus sentidos estaban anhelándolo, pero su profundo interior no, colapsando por la cercanía. Sus sentimientos palpitar en los poros de su piel, en el aire, en sus pulmones y las venas que dirigían su corazón si se atrevía a seguir a ese hombre que tenía la esperanza de su futuro. Solo necesitaba un momento, reflexionar sobre lo sucedido, para no sentirse tan culpable por querer algo—. Por favor...
—Bien, Tae —besó su frente y le susurró en el oído—, duerme bien y llámame si me necesitas allí —acarició las hebras cercanas a las orejas, viendo el asentir del castaño que retrocedió unos pasos.
—¿Puedes dejarnos un momento, Taehyung? —el beta no quería ser grosero y por supuesto, alterarse igual que un imbécil alfa. El estrés en su vida no le estaba jugando bien las cartas en este mismo momento, así que trató de mantenerse y pasar por alto aquel gesto que acababa de ver. Como la persona profesional y metódica olvidó sus pensamientos intrusivos y se enfrentó al principal problema.
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Mi Dulce Omega (HopeV)
FanfictionJung Hoseok es un agente capaz y con el mejor entrenamiento, pero no lleva una vida llena de genialidad como todos piensan, porque tiene consigo varias deudas y no encuentra un sentido a la vida que lo motive. Mismo que le lleva a buscar un buen emp...