Mi Dulce Omega (HopeV)

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Yoongi regresó a casa totalmente alterado, tiró sus llaves en el mueble y se sentó agarrándose los cabellos por su leve enfrentamiento con ese beta, que parecía cercano a ese omega. Pero lo que más le llevó a esa actitud, era que de verdad estaba inquieto, si esa era la maldita palabra; Inquieto. Por ese hombre entrando en esa casa sin haberlo visto una vez en su vida, es decir como ex agente de la unidad de víctimas debía de proteger a cualquiera que esté en peligro y ese omega lo estaba al no identificar esa persona. Sin embargo, lo que sucedió después no tuvo justificación, con aquel pensamiento se deshizo de sus ropas y se sumergió en la fría ducha.

Sus húmedos cabellos negros se deslizaron en su frente y apretó sus blanquecinas manos hasta que estuvieran rojas en la pared al sentir esa fuerte erección erguirse con dureza.

—¡Maldición! Eres mejor que esto Yoongi. —cerró los ojos para pensar en otras cosas, como en su trabajo, en los engreídos novatos que no tenían la decora de servir a los ciudadanos, pero todo se vino abajo cuando la imagen de ese omega se cruzó en su mente, en sus labios rojos, en esos cabellos azabaches más suaves que los pétalos de las flores, mismos que se movían al mínimo movimiento como las olas del mar o en esas lindas piernas gruesas color crema que pudo visualizar más de una vez, estaba perdido. Aún podía sentir el dulce sabor de su boca y el aroma interferir en su pensamiento otra vez.

—¿Qué me estás haciendo? —miró su erección y supo que estaba perdido. Ese joven omega era algo que ya no podía evitar.

Dejando una dolora erección avanzó a su dormitorio para ponerse su pijama, miró por su ventana descubriendo que las luces de la casa cercana estaban prendidas. No quería pensar en esas cosas, como alguien tomar a ese omega o tocarlo, o alguien que se le acercara. Por eso cerró las ventanas poniéndoles candado y se tiró en la cama tratando de dormir o controlar a su parte animal de ir, derrumbar la puerta y llevarse a ese azabache.

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El clima no era favorable para que estuviera esperando a que esa puerta se abriera, pero necesitaba darle a ese alfa lo que tenía en manos, y tratar de preguntarle sobre la noche pasada. Aunque dentro se sentía triste por un inminente rechazo, mantenía aún la esperanza que aquel hombre se detuviera y lo escuchara, por eso sus manos temblaron levemente, empezando a sudar en demasía.

Su hermano se había ido a primera hora para ir a su departamento, antes de ir al trabajo. No le había dicho nada más sobre la mención de su destinado, tal vez pensaba que no había ningún problema al mantener su promesa, pero su hermano debería de reconocer que ya no era un cachorro. Y podía tomar las riendas de su vida y decidir sobre su futuro.

La puerta se abrió frenando cualquier hilo de pensamiento, se levantó y corrió al hombre que trataba de abrir su auto, que al verlo no dijo nada y solo chasqueó la lengua disgustado de verlo. No pudo ver más ese rechazo bajando la mirada al suelo, se acomodó levemente el abrigo que tenía para el frío y habló.

—Lo siento. Siento ser una molestia para usted. Pero de verdad quisiera saber si usted es mi destinado.

Yoongi por un momento sintió una patada en el estómago al observar a ese omega con la cara triste y distante, diferente de la primera vez que lo vio. —No lo eres... no soy tu destinado. Porque yo tengo a mi destinada. Lo siento. —fue sincero. Era lo que sucedió y aquello reciente solo se debía a una fuerte atracción.

El brillo en sus ojos apareció reteniendo más que solo lágrimas y sus labios picaron con tal disgusto por lo que acababa de escuchar del alfa. ¿Por qué su omega quería a este hombre que no conocía? Pero que le parecía de lo más fascinante. Curvó sus labios de nuevo sorbiendo lo que podría ser la fresca brisa en su nariz, sonrió y se atrevió a hablar —Lo siento. Solo quería dejarle este libro que compré hablando sobre esto... yo también desconozco sobre los destinados. Y mi hermano sabe poco acerca de este tema y se ha negado a contarme sobre estas cosas —sonrió amablemente ofreciéndole al alfa una calma.