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Los surcos labiales del alfa se alzaron mostrando su enorme sonrisa, sintió una especie de orgullo invadir su estómago cuando esos húmedos ojos color avellanas no dejaron de parpadear en su dirección atento a sus palabras de ánimo.

—¿Estas listo? —Hoseok vio el asentir de su cabeza permitiéndole acomodarse al abrigo y el bolso a lado de su cuerpo, llevándose a su pecho con sus manos un poco temblantes las hojas de registro, que después de unos segundos estas pudieron calmarse. Percatándose que sus pestañas volvían a estar secas se arrastró para poder salir del auto.

Escuchó que el pelinegro se iba de su lado, casi saliendo del auto para que le abriera la puerta, observó la ventana y la lejanía de ese cuerpo temiendo de nuevo, no podía hacerlo solo, estiró la mano queriendo tomarle la muñeca, pero no se atrevió dejándola caer en el asiento.

—¡Señor! —casi gritó, el alfa lo miró acercándose de nuevo a él como si de verdad fuera necesario esa distancia. Bajó la mirada cohibido alzándola después tratando de confiar en él mismo —Pu... ¿Puede caminar a mi lado? —esperó y él le mostró de nuevo esa sonrisa.

—No te preocupes.

Jung bajó del auto, abrió la otra puerta con sutileza esperando que el menor pudiera bajarse adecuadamente del asiento, algunos curiosos estudiantes lo miraban porque se trataba de un chico de su misma edad, los entendía, Taehyung era lindo. Su mirada se clavó en ellos asustándolos, aquel chico estaba a su cuidado e iba impedir que le acercaran con otras intenciones. Se situó a su lado cuando el castaño empezó a caminar, sin despegar la mirada del frente consciente que el cuerpo del menor estaba seguro a centímetros de él.

El montón de aromas embargó sus fosas nasales pesadamente, sus instintos despertaron sintiéndose amenazado y confundidos por la fuerte carga de feromonas en el aire aligerando su paso; no es que le asqueara solo que eran demasiados intentos para un omega que estaba acostumbrado al único aroma de su abuelo. Pudo minimizarlas con el cubrebocas que lo despejaba de la mayoría de los olores permitiéndole respirar un poco más.

Un beta caminó rápidamente golpeándole el hombro llevándolo unos pasos hacia delante, Taehyung quedó sorprendido al no recibir alguna disculpa, sintiéndose culpable por estar en el camino de los otros y ser lento, se incorporó acomodando sus cabellos atrás de sus orejas.

—No permitas que se vayan así, no importa lo apurados que estén, deben de darte una buena disculpa por educación—sus ojos filosos seguían al chico que pasó sin cuidado alguno golpeando al menor. Su mano reposó brevemente en el hombro contrario acercándolo —Mantente cerca de mí, Taehyung.

El castaño llegó en el área de servicios escolares con una sonrisa, contento que pudiera caminar todo el tramo de la entrada de la Universidad sin desistir y echarse para atrás, con el alfa a unos pasos de él las secretarias lo registraron entregándole sus horarios, materiales y otros documentos de identificación como estudiante, no contó que distraído en su entusiasmo por poder hacer las cosas por sí solo una manada de jóvenes llegara sin medida invadiendo su espacio personal, desplazándolo del área sin poder acostumbrarse a ellos y sus aromas. El montón de rostros y aromas casi le asfixió buscando una salida entre todos ellos, de repente una mano lo jaló de la muñeca, en su reflejó le negó hacerlo, pero aquellos dedos insistieron lográndolo pegarlo en una pared.

—Taehyung, mírame... —parecía increíble como las situaciones cambiaban en un abrir y cerrar de ojos. Se supone que lo esperaría a realizar el papeleo de registro solo y volver hacia él para acompañarlo a su aula, pero no contó que un montón de hormonales les importara el orden de registro llevando al menor en un estado desesperado. —Mírame...

Reconoció la voz suave y profunda cerca de sus orejas, abrió los parpados haciendo contacto con esas pupilas obscuras, respiró con calma, aun cuando su corazón siguiera agitado por el evento reciente.

Mi Dulce Omega  (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora