Hoseok dedicó una leve mirada al castaño que comía a gusto junto su abuelo en el otro comedor, separado solo por una fina capa de cristal del lugar donde se encontraba. Se le escuchaba decir el nombre de sus tantos compañeros, así como todos los temas que hablaron en ese día sin omitir nada, excepto los tantos percances que llegó a tener.
Sabía por qué lo hacía, no quería angustiar a ese señor anciano y al beta pelinegro extremadamente preocupado, se les notaba. Tanto que el primero regresó a pocas horas de la tarde para platicar con su nieto, y no qué decir del impertinente beta que estuvo presente en su llegada, le llamó la atención en pleno almuerzo y agrió su comida; ambos confirmando que aquel joven castaño estaba bien de pies a cabeza al verlo.
Terminó de tomar el té que le sirvieron después de comer para así mirar alrededor, algo que no fuera ese chico, de alguna manera siempre estaba en su vista periférica, claro si se trataba de su cliente, al que debía de proteger.
Volvió a esas horas que estuvo esperando fuera del aula de clases; su mente no paraba de divagar supuestos de la principal causa del castaño encerrado, no le gustaba ese sentimiento de no saber qué sucedía, no poder tener el control y menos que el secretario este reacio a decirle, por un momento la curiosidad lo llenó, tanto al punto de planear llevarlo a un lugar para interrogarlo, tratarle de sacarle información del por qué lo contrataron.
No consiguió mucho, pero sí logró acercarse a él, algo que era necesario en esa clase de trabajo.
Aún recordaba cómo el chico de ojos avellana tímido a su lado no tenía la menor idea de qué eran las crepas con helado, por lo que escogió una de buen sabor con fresas adornadas para que pudiera probarla, justo cuando estuvieron en sus manos el menor no paró de detallar esa simple crepa y disfrutó lentamente llenándose de los dulces sabores hasta que sus labios lucieron rojos por el frío helado de vainilla que le pidió.
Esa imagen le hizo recordar el haber desperdiciado tantos detalles en esos años, en la que su vida fluyó como una corriente de río sin vuelta para atrás, detalles que le hacían darse cuenta que estaba realmente vivo, y allí se encontraba mirando a un chico enseñándole el cómo disfrutar la vida con una simple crepa.
Regresando en el lugar donde se encontraba, tomó su celular levantándose de la mesa para ir a un lugar apartado y realizar esa llamada.
—¿Sí? —contestó la persona detrás del celular después de sonar 3 veces.
—Necesito hablar de una cosa contigo viejo, es importante ¿Dónde te puedo ver?
—¿Ah? ¿Hoseok? Ya te dije que me llames Hyung o Yoongi, no viejo, solo tengo un par de años más que tu... —exhaló cansado porque era en vano aquella llamada de atención —Me estoy mudando en otra residencia un poco más grande ahora, cerca del cuartel. No puedo... Mejor, ayúdame a mudarme y hablemos. Te mando la dirección —la llamada cesó y el alfa guardó el celular.
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El joven de cabellos azabaches estaba con las rodillas sobre el grande sofá de su casa, sus brazos recargados en el respaldar del mueble y los ojos mirando a la ventana mientras vestía una simple pijama, o lo que podría decirle a un par de pantalones cortos con una playera blanca larga que cubría la mitad de sus muslos.
Se encontraba allí como si de un vecino chismoso se tratara, pero le fue difícil evitar mirar cuando un auto deportivo se estacionó frente su casa, de la que bajaron dos tipos de muy buen ver, jóvenes y por supuesto debían ser alfas, lo que le hizo enrojecer y querer mirar más. Si su hermano lo viera era seguro que tapizaría la ventana con gruesas maderas para que no mirara a ninguno, por fortuna él no vivía junto a él. Aunque si lo visitara constantemente para supervisarlo que no fuera a sus fiestas universitarias o comprobar que efectivamente estaba viviendo bien sin él, claro que si se empeñó a hacerle ver a su hermano que podría cuidarse solo y no era necesario llevarlo con él.
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Mi Dulce Omega (HopeV)
FanfictionJung Hoseok es un agente capaz y con el mejor entrenamiento, pero no lleva una vida llena de genialidad como todos piensan, porque tiene consigo varias deudas y no encuentra un sentido a la vida que lo motive. Mismo que le lleva a buscar un buen emp...