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El crujido de las hojas secas sonó debajo de sus pies al tiempo que se deslizaba entre la obscura maleza del bosque y las alimañas nocturnas

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El crujido de las hojas secas sonó debajo de sus pies al tiempo que se deslizaba entre la obscura maleza del bosque y las alimañas nocturnas. Había demasiadas rocas gigantes y raíces enrolladas de árboles altos, sin dejar de lado a las largas y frondosas ramas. Fue una molestia caminar entre ellas cuando tenía el cuerpo desnudo, los brazos húmedos y los cabellos con gotas cayendo como ríos. Por suerte, llegó a la parte fonda, cerca de un rincón donde se hallaba un árbol torcido y un hueco entre piedras, hojas y un poco de gruesa tierra. Se subió en las rocas y jaló el bolso de herramientas que había llevado con él. Jaló el cierre, sacando sus ropas. La pistola en mano la dejó a un lado, para ponerse la ropa y zapatos; al estar listo, guardó el arma en sus pantalones y subió el bolso en sus hombros para dirigirse en la zona donde llevaría su plan de espionaje.

Hoseok había llegado hace cuatro horas atrás, como un buen ex agente, tenía que estar preparado antes que el enemigo apareciera, y armar un plan contingencia si lograse ocurrir una emboscada. Tuvo que recorrer el área en su forma lobezna, lo mínimamente detectable. Él los había visto, a las camionetas de agentes de seguridad rodear el extenso perímetro después de la zona establecida para el encuentro. Ellos no lo vieron, y claro que esperaba no ser detectado. Necesitaba vigilar con más detenimiento aquella cabaña.

Saber la razón de por qué los agentes de seguridad nacional estaban rodeando este perímetro, a unos kilómetros cerca de la mansión de los Kim, como si este lugar se convirtiera en el foco de algo importante.

Exhaló el aire frío nocturno, sintiéndose fresco y relajado por su reciente nado en el lago más lejano. Subió las montañas de piedras y tierra para llegar al paraje donde se podía ver la entrada de la pequeña cabaña. Su arma se alzó y apuntó la entrada de madera, preparado para dar fuego a lo que sea que lo citó aquí. Alrededor de una hora, observó cómo un auto negro se avecinaba por el camino de la laguna y se dirigía a la cabaña, se estacionó en el césped lleno de flores y maleza verde. Los faros amarillos del auto desaparecieron, indicando que estaba apagado. De él salieron dos personas, ambas encapuchadas. Dos maletas y una caja de aspecto sospechoso fueron bajadas. La persona más baja abrió el cerrojo de la puerta, dando paso al lugar. No miraron atrás, confiados que nadie los espiaba. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Si sabían que él podría estar vigilándolos y a punto de dispararlos?

Claro que lo sabrían, él esperaría un momento antes de atacar.


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Mi Dulce Omega  (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora