Nota: este capítulo contiene escenas de violencia.
*
El rubio no podía mirar hacia adelante, sus temblantes pupilas se deslizaban desesperadamente por los rincones obscuros de la habitación, escapando lo que tanto le causaba ansiedad. Su cuerpo no paraba de sacudirse, trataba de aminorarlo lo que más pudiese, pero era como su interior supiera que estaba en frente de un depredador. Tragó saliva, sus rodillas ya le estaban doliendo al estar en esa posición por largo tiempo, desde las primeras horas de la madrugada. No obstante, este castigo no tenía nada que ver con su sentir, sino que lo tenía en frente.
Se lamió los labios secos sin hacer ruido, siendo invisible.
Se escuchó un suspiro, viendo por el rabillo el movimiento de las piernas bien vestidas.
—¿Piensas que, muriéndote de hambre te liberaré? —se carcajeó unos segundos, regresando su rostro a esa criatura—. Que tu padre haya pagado tu rescate, no quiere decir que no pueda asesinarte. Con o sin vídeo, sabe que no puede asegurar que sigas vivo. Debe estar aterrado ahora mismo —volvió a sonreír. Desenredando sus piernas se puso de pie. Caminó lentamente mientras encendía un cigarro. Se quitó la chaqueta tirándola a un lado, desabrochando los primeros botones de su camisa y las que sujetaban sus muñecas, hasta quedar delante de ese ser inmerso en su miedo. Alargó una sonrisa, mirando los cabellos rubios que se estaban deshaciendo para dar paso a las negras hebras, así miró los acolchados pálidos labios que le tentaban a usarlos—. Desvístete.
El chico no se movió, esto estaba resultando cansino. Sacó humo de su boca, tirando la maldita cosa en esa dirección—. ¡¿Eres sordo?! ¡Desviste! —luego de repetir esas palabras, el rubio empezó a quitarse la ropa con sus torpes dedos. Primero la camisa, dejándola a su lado; luego los pantalones junto su ropa interior, para arrodillarse correctamente con los ojos puestos en el suelo. Él miró la bonita piel con moretones solo en la mejilla; el cuerpo lucía delgado, suave y pálido, hermoso. Podría joderselo sin problema, hacer que esa perra suplicara por su vida o su polla hasta que no pudiera moverse, sería suficiente castigo para lo que había hecho la noche anterior. Sin embargo, por ahora tenía otro plan.
—Por favor, no me haga daño —su voz ya no era tan firme, estaban cansado con la falta de sueño y el hambre cavar sus entrañas.
El hombre bufó, burlándose de ese chico omega. Agarró esos cabellos, levantando ese rostro. La cara deformándose por el dolor—. ¿Te atreves a ser inocente cuando cometiste un error? —empujó ese rostro, sus botas se alzaron pateando esas costillas, el chico gritó—. ¡Te dije que mantuvieras la boca cerrada!, ¡que no hicieras ruido en las noches! ¡Y obedecieras cada una de mis órdenes! —golpe—, ¡Pero no lo hiciste! Debería matarte ahora —pateó de nuevo, viendo la piel roja y el cuerpo acostado temblar—. Ese es tu castigo por abrir la boca —agarró su chaqueta del suelo y se lo tiró al chico recostado con sangre en los labios—, te dije que no soy un bárbaro, cariño. Pero hoy te la ganaste. Mañana espero que seas de utilidad, y mantengas la boca cerrada o ese será tu final. No se te ocurra hablar, ni hacer nada, ¿entendiste? —no escuchó la voz de ese omega—. ¡Habla! —iba a patear ese cuerpo de nuevo, pero el omega asintió varias veces.
—Entendido, señor, entendido... —después que el hombre se fuera, se quedó en esa misma posición; sus uñas clavándose en el suelo para tratar de soportar el dolor que se extendía y palpitaba. Sus lágrimas derramarse a los lados sintiéndose roto y fuera de sí mismo. Colocó sus rodillas cerca de su estómago, cubriéndose en esa chaqueta que olía a perfume caro, no le importaba. Solo necesitaba sentirse protegido un momento. El hombre le daba mucho miedo, bastante. Esos frívolos ojos decían que podría romperle el cuello sin remordimiento, no sin antes lastimarlo de las peores formas. Creía soportar esos dolores, esas humillaciones; pero estaba siendo difícil cuando en las noches pensaba en quitarse la vida. Un nuevo chorro de lágrimas se derramó. Rezó que pudiera ser rescatado antes que perdiera los sentidos.
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Mi Dulce Omega (HopeV)
FanfictionJung Hoseok es un agente capaz y con el mejor entrenamiento, pero no lleva una vida llena de genialidad como todos piensan, porque tiene consigo varias deudas y no encuentra un sentido a la vida que lo motive. Mismo que le lleva a buscar un buen emp...