Capítulo 4

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Ruby siempre dice que hay una persona especial para cada uno de nosotros, a la cual no le importará nuestro pasado, ni tendrá temor por nuestros demonios. ¿Será realmente eso cierto? Lo dudo.

Hay personas que sólo quieren ver lo bueno, y huyen apenas descubren algún defecto, otras resultamos jodidamente difícil de amar, y también existen algunos que han sufrido lo suficiente como para sentir miedo, y les aterroriza la idea de volver a querer a alguien, porque, a fin de cuentas, no importan lo que digan, el amor no es perfecto ni mucho menos mágico, es un acto prácticamente suicida, en el que le entregas todo a esa persona y confías en que siempre cuidará de ti. Y eso, casi nunca se cumple.

A final de cuentas el ser humano es egoísta, está en su instinto ver primero por sí mismo antes que por el resto, claro, a excepción de algunas pocas personas que tienen algún complejo de Jesús o serios traumas paternales y ponen a los demás primero. Y la sociedad lejos de agradecerles, los cataloga como "idiotas" y se aprovechan de ellos.

¿A quién acuden aquellas personas que siempre están dispuestas a ayudar cuando tienen problemas, o necesitan que los escuchen? ¿Contarán con alguien? ¿O, al verse solos y sin salida optan por callar sus pesares, y siguen como si nada hubiese pasado?

¿Nunca te ha pasado que te sientes triste, pero no sabes a quién acudir? Y te intentas convencer día tras día diciéndote que no es para tanto y pronto te sentirás mejor, sin embargo, los minutos transcurren, vas marcando los días en el calendario, y ese sentimiento se hace cada vez más fuerte, hasta que, cuando menos te das cuenta, te domina.

Entonces comienza una lucha contra la oscuridad, sabes que no estás bien, pero no tienes a nadie disponible, de pronto tu mente cree que todas las personas a tu alrededor te odian, o están ocupando su tiempo haciendo algo productivo por sus vidas, y no deseas molestarlas con tus problemas.

Puede que, en el camino, encuentres a alguien dispuesto a escucharte, llega el momento en el que debes hablar, y no sabes qué decir, tu cerebro tiene mil frases, pero no puedes decir ninguna, o si lo haces, no comprenden realmente lo que quieres decir, puede que las palabras correctas no aparezcan.

Y es que, lo que los demás no entienden es que no hay palabras correctas para expresar lo roto que te sientes.

Lo agotador que es vestirte de felicidad todos los días y maquillar esa sonrisa falsa con la esperanza que sea permanente.

Lo abrumador que es apreciar cómo tus amigos, familia, conocidos siguen avanzando con su vida, mientras tú estás estancado en un pozo del cual pareces no ser capaz de salir nunca.

Lo frustrante que es saber que estás mal, pero no poder hacer algo para mejorar, lo intentas, cada día, pones todo tu esfuerzo, te lo propones con lágrimas en los ojos antes de dormir, te aferras a la idea de estar bien, aún falles siempre, hasta que, un día lo único que deseas es dejar de sufrir.

Te rindes.

Es como caer en el agua y dejarse vencer, una lucha incansable donde la meta es exterminar demonios, pero, si ellos son parte de ti, ¿implica matarte de alguna manera? ¿Será posible que alguien pueda amarnos, aún con nuestro lado oscuro?

Quizá suene como un demente, o como un chico que perdió la esperanza, puede que lo sea. Lo único que tengo claro es que la oscuridad ganó esta batalla, y lo he aceptado en todos estos años. No busco a alguien que me arregle, porque sé que no tengo arreglo, sólo quisiera poder hablar con alguien sin ser juzgado, etiquetado o analizado.

Una. Simple. Conversación.

No quiero que arreglen mi vida o me den soluciones mágicas, sólo quiero que alguien me escuche de verdad, que conozca todo de mí, y que me dé su mano, después de todo, la oscuridad es mejor cuando tienes compañía.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora