Capítulo 52

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[...]

-Hora exacta, ni un minuto más, ni un minuto menos, tal como pediste - la voz de Paul se hizo presente a sus espaldas, Tommy dio un pequeño brinco por el susto - Disculpa, no fue mi intención asustarte. No tienes por qué estar nervioso, Tommy, este es un intercambio amistoso ¿verdad?

-Tu concepto de "amistoso" sigue generando conflictos en mi mente.

-¿Lo dices por el incidente con Henry? Vamos, no te aferres al pasado o nunca serás verdaderamente feliz, Tommy, estoy seguro de que podrás conseguir un chico mejor, aunque tu gusto en hombres siempre ha sido cuestionable: Edward, Henry, ¿quién sigue?

-Definitivamente no Billy - intentó bromear para disipar la tensión del ambiente.

-Por supuesto que no, a no ser que te guste la necrofilia, eso excedería los límites, incluso para ti.

-¿Qué dices?

-Oh, cierto, no lo sabías. ¡Es el momento perfecto para que te acerques también, Edward! Billy está muerto, y Abby no tardará en estarlo también. ¿En verdad creyeron que podrían ganarme con un juego tan patético? - Paul chasqueó su lengua - Ya voy dos de cuatro. ¿Quién de ustedes será el siguiente?

-Ellos no...

-Tommy, deja las mentiras por un minuto, porque no te van bien - Paul señaló en dirección donde se encontraba la pareja - Hace unos instantes envié a mis mejores hombres allá, primero irán por Billy, y la pobre Abby quedará como un pequeño conejito desprotegido. Probablemente se hayan divertido con ella antes de cortarle la cabeza como se los pedí que lo hicieran - el psiquiatra debió intuir lo que atravesaba por la mente de Tommy por la angustia delatora de su rostro - ¡Lo olvidaba! La chica está embarazada. Mierda, ¡qué desconsiderado soy! Cambio de planes: ese bastardo será vendido y Abby servirá como prostituta durante un tiempo, cuando sea inservible, ahí sí que tendré que cortarle la cabeza.

-Tú dijiste que...

-¿La inmunidad? Era sólo para ti, Tommy, siempre y cuando no me traicionaras. Y veo que "esos idiotas" como los llamaste, siguen siendo tus amigos. El seguro de vida no está aquí, ¿verdad?

-Claro que sí - respondió el joven desconcertado, no estaba seguro de la veracidad en las palabras de Paul, pero debía seguir con el plan y entregó el pequeño dispositivo de inmediato - Aquí lo tienes. Todo tuyo.

-Es irónico que se desaten grandes problemas por un aparato que es más pequeño que un botón - comentó Paul - Sin embargo, me sigue pareciendo extraño que ellos hayan accedido a dártelo tan rápidamente y sin discusión.

-¿Por qué dudarían? Soy el experto en tecnología.

-Sí, pero también eres el eslabón débil - atacó - Al menos Abby puede pelear, en cambio tú sin una computadora no eres nada, Tommy. ¿Por qué le confiarían al lastre del grupo lo más valioso que tienen? Simple: Porque no vale nada, al igual que tú. Este no es el seguro de vida.

-E-eso no es cierto.

-Es una lástima, pero tú mismo elegiste tu destino, Tommy, no digas que no te lo advertí - se burló Paul antes de darle la señal a un hombre mucho más grande y fuerte que Tommy el cual en un movimiento rápido tomó su brazo izquierdo con una maniobra que fácilmente pudo quebrarlo. Tommy dio un grito de dolor cuando patearon su rodilla, obligándolo a caer al suelo para después apretar sobre su garganta con fuerza, el chico intentó defenderse en vano, mientras sentía al oxígeno escapar de su cuerpo - Tendrás una lenta y dolorosa muerte, claro, que podría cambiar si me dices en dónde se encuentra Edward.

Tommy intentó respirar en vano, sabía que todo podría terminar en cuanto mencionara a Steve, sin embargo, aún no era el momento indicado, debía esperar y proteger a sus amigos, incluso si aquello costaba su propia vida. Se aferró al ardor en la garganta como señal de que la muerte rondaba por el bosque.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora