Capítulo 35

81 7 50
                                    

Uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Respira.

Cinco son las vocales: a,e,i,o,u.

Respira.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno.

Respira.

Nombra cinco cosas que puedas ver en la habitación en este momento... Vamos, puedes hacerlo... Lámparas, el televisor, una mesa, el sofá, la alfombra.

Ahora cuatro cosas que puedas sentir... Veamos... La manta, el cristal de la mesa, la madera del suelo, mi piel.

Bien... Tres sonidos que pueda escuchar... El zumbido de la nevera, el cantar de los grillos, y ligeros murmullos en la habitación de Abby.

Dos aromas que pueda oler... Las velas de manzana y canela de Tommy, y un poco de las palomitas de maíz que preparó Billy.

Una cosa que pueda saborear en este momento...

Casi de forma instantánea su pecho vibró con alivio al sentir la furgoneta fuera de la casa. Echó un vistazo a su reloj para fijarse en la hora antes de ponerse de pie con las manos sobre las caderas y el semblante serio. La sonrisa se borró del rostro de Eddie en cuanto se percató de la molestia en su novio.

-Bebé, ¿qué haces en la sala? No tenías que esperarme.

-Quise hacerlo, en especial porque se supone que no tardarías - le recriminó - ¿Dónde estabas?

-Te lo dije, cariño. Fui a la farmacia, y de paso aprovecharía para fumar.

-¿Ah sí? ¿Y qué fumaste? ¿El aire? - exclamó el castaño señalando a la mesa en donde se encontraba la cajetilla y encendedor del rizado - Olvidaste tus cosas, idiota. Quiero la verdad, Eddie, ¿dónde estabas y por qué tardaste tanto en volver a casa?

-Steve, ¿podemos hablar de eso en la habitación?

-¡Esta es nuestra habitación esta noche! ¿También lo olvidaste? - el menor jaló su cabello con frustración - Hoy nos toca cambiar con Tommy y dormir en la sala. Así que será mejor que lo digas de una vez. Nuevamente fuiste a vender drogas, ¿no es así?

-Sí, tienes razón.

-¡Maldita sea, Eddie! Dijiste que no volverías a hacerlo. ¿Sabes lo peligroso que es en estos momentos?

-Casi tan peligroso como volver a quedarnos sin dinero. Así estaremos más tranquilos, bebé.

-¿Quién estará tranquilo así? Porque yo no me siento nada calmado sabiendo que podrían encontrarte en cualquier momento.

-Sólo lo dices porque no sabes lo que es amanecer un día sin tener nada para comer - respondió el rizado a la par que dejaba el dinero obtenido sobre la mesa de la cocina - Si nosotros no nos movemos, nadie nos ayudará, Steve. Yo ya viví esto siendo más joven, y no pienso volver a hacerlo, porque créeme, es una mierda. Y tampoco voy a permitir que tú pases por lo mismo.

-Lo sé, así como también soy consciente de que no vas a cambiar por mí, sólo me preocupé porque dijiste que no tardarías, y pasaba el tiempo sin que volvieras, pensé en cosas muy malas, y tenía tanto miedo que yo...

-Hey, bebé, no - Eddie lo arrulló, y Steve no le dio tregua, apenas lo sintió cerca rodeó su cuerpo en un fuerte abrazo mientras derramaba algunas lágrimas - Lo siento. No quise asustarte. Creí que sería mejor si es que te daba la excusa de la farmacia.

-Pues no lo fue. Al contrario. Estaba en medio de un ataque de ansiedad cuando volviste.

-Lo siento - volvió a susurrar el rizado - No volveré a mentir, no quiero hacerte daño.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora