En sus días buenos, Steve se duchaba muchas veces durante el día, no es que tuviera una obsesión por la limpieza y el orden, más bien se trataba de la sensación de calma que esta le otorgaba. El agua le brindaba tranquilidad, y propiciaba un momento ideal en el que podía ser él mismo.
Mientras terminaba de cambiarse, Ruby entró a la habitación dejando las píldoras que debía tomar durante el día, confiaba tanto en el niño de sus ojos, que no verificó que las ingiriera delante suyo, lo cual fue un rotundo error, especialmente tras la decisión que tomó al amanecer:
-A la mierda la nueva medicación, a la mierda Paul, a la mierda todos los integrantes de esta jodida familia - dijo mientras arrojaba las píldoras en el inodoro.
A Steve le inquietaba lo extraño que era el proceso de ir a terapia. Pese a recibir tantos años ayuda con su salud mental, se percató de tantos temas de los cuales nunca nadie hablaba, y le parecían tan necesarios.
Cuando vas a terapia, o en general a una consulta médica y te encuentran algún problema, ya sea físico o psicológico te recetarán un tratamiento y hablarán sobre lo mejor que te vas a sentir y lo pronto en que podrás volver a tener una vida normal, pero nadie menciona lo difícil que es el proceso, lo duro que es resistir a los efectos secundarios, lo jodido que es no contar con el apoyo de nadie en tu entorno, la culpa que se siente por no poder cambiar.
Ese lamentable momento en el cual dejas de ser una persona, y te conviertes en un defecto, en una enfermedad, en un problema que todos quieren erradicar.
Estaba cansado de ser un conejillo de indias, y se sentía seguro de su decisión, Steve era consciente de que era una medida desesperada, pero ¿qué más podía hacer si nadie pretendía ayudarlo cuando lo pedía? En más de una ocasión se quejó respecto a los efectos negativos que las distintas medicinas dejaban en él, y nunca nadie le prestó atención.
No se convertiría en una desgracia humana que apenas habla, respira y duerme. No de nuevo. Una cosa era acceder a tener un tratamiento en el cual logre ver mejoras reales en él, y otra muy distinta convertirse en un maldito zombie para darle gusto a su abuelo. Steve sabía perfectamente bien que Richard Harrington sería capaz de todo con tal de verlo callado y actuar "como una persona normal", sin importar si en verdad se siente mejor.
La mayoría de sus enfrentamientos se daban precisamente por ello: para Richard, su nieto era sólo una persona complicada que no deseaba mejorar y encontraba la manera de sabotear cada una de las oportunidades que le daban para sanar, mientras que Steve sólo pedía cinco minutos de comprensión, claro, era demasiado esperar algo que no sea dinero de su abuelo. Era todo lo que podía ofrecer al mundo. Nunca hubo abrazos, ni palabras reconfortantes, mucho menos algún recuerdo cariñoso.
Steve sabía que tenía la razón, al menos por esta vez actuaba mejor que su abuelo, sin embargo, nunca nadie contradice al gran Richard Harrington, en especial si se trata de la salud mental de su nieto.
Miró la hora antes de salir de su habitación, si no se apuraba llegaría tarde a la universidad, bueno, en realidad no le importaban las clases, pero al menos representaba una pequeña pausa del infierno llamado hogar.
- ¿Te irás sin desayunar? - le preguntó Nancy desde la cocina - Aún es temprano.
- Quedé en estudiar con unos amigos - mintió, y se dispuso a salir antes de que su abuelo bajara y empiece un gran interrogatorio respecto a la nueva medicación que no tomó.
- ¿Estudiar? ¿Con qué amigos, Eve? Si no tienes ninguno - se burló la castaña y lo tomó del brazo, impidiendo que se vaya aún - estamos solos, el abuelo salió muy temprano y Ruby demorará porque tiene cita con el doctor.
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DISTURBIA (Steddie)
أدب الهواة"Bienvenido a Disturbia el lugar donde tus pesadillas cobran vida, no te dejes engañar, aquí todos guardamos un secreto". En la noche de Halloween Steve visita un club de moda con el fin de convencer a su abuelo de que ha mejorado, comenzaba a resi...