Capítulo 53

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No podía dormir otra vez.

Rendido, Eddie miró al reloj de su mesita de noche, simplemente para anotarlo en el cuaderno donde trataba de llevar un registro de sus horas de sueño, como recomendación de Joan después de que rechazó recibir la atención de un profesional.

Una persona experta en algún tema debía haber estudiado y perfeccionado sus técnicas con el tiempo, por lo que debía ser un adulto.

Y a Eddie no le iba bien con los adultos, no confiaba en ellos.

No después de todo lo que pasó.

Con cuidado de no despertar a su hermana, se levantó de la cama y caminó por los alrededores de la cabaña, intentando distraer su mente, tal vez al asegurarse de que nadie podía hacerles daño ni a él ni a Abby le brindaría la tranquilidad necesaria para conciliar el sueño como cualquier ser humano.

Pero Eddie no podía dejar de pensar...

Y era jodidamente agotador.

¿Qué sucederá mañana? ¿Habrá comida? ¿Estaremos bien? ¿Abby estará a salvo? ¿Y si alguien descubre lo que le hizo a sus padres? O peor aún ¿qué haría cuando Abby comience a hacer preguntas?

Joan dijo que no debían preocuparse de ahora en adelante, porque ella se haría cargo. Ella quería que Eddie volviera a tener preocupaciones típicas de un niño de once años.

Pero su cerebro parecía no actualizar su sistema operativo, y continuaba programado como si aún viviera con sus padres. ¿Siempre será así? ¿Cuánto tiempo le tomará volver a la normalidad? Para empezar ¿qué demonios es ser normal? Joan siempre habla sobre los niños de su edad, pero él jamás tuvo alguna referencia ¿cómo debía actuar de ahora en adelante?

Joan prometió encargarse de todo, sin embargo, Eddie no podía dejar de pensar...

Pensar, pensar y pensar...

De pronto, volvía al mismo tema como si fuera una espiral, Joan era probablemente la única persona adulta que alguna vez fue amable con él, hasta el momento le había hablado con la verdad, y parecía buscar lo mejor para Abby y él.

Pero Joan seguía siendo una adulta, y los adultos siempre traman otros planes ajenos a los niños.

¿Qué sucedería si de pronto dejaba de ser lo suficientemente bueno, o interesante? ¿Y si no lograba adaptarse a su nueva vida? ¿O un día separaba a Abby de su lado?

¿Realmente podía confiar su destino y el de su hermana en una mujer que conoció hace unos cuantos meses?

Dio un respingo en su asiento cuando sintió la calidez de una frazada alrededor de sus hombros, cubriendo su espalda y brazos. Lejos de recibir un regañó, grito o un puño estrechado en su pómulo, Eddie cruzó miradas con Joan.

-Tampoco puedes dormir ¿eh? - le dijo antes de sentarse junto a él - ¿Qué pasó?¿Tuviste un mal sueño?

-No.

-¿Entonces?

-No puedo dormir, es todo - contestó esquivando la mirada de la mujer. A decir verdad, algunas veces Eddie se sentía intimidado por el poder de Joan, con tan solo mirarlo era capaz de leer todos y cada uno de sus pensamientos.

-Soy una mujer de palabra, en verdad no hay trucos - contestó Joan tras una breve pausa. El niño ladeó su cabeza confundido por la repentina respuesta - Si los ayudo es porque quiero hacerlo, Eddie, no me deben absolutamente nada.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora