DISTURBIA (Steddie)

Capítulo 38

Fingió arreglar su camisa con la excusa perfecta para volver a revisar su reloj. La hora límite se acercaba y no había ningún movimiento de parte del grupo. Probablemente pasaron el resto del día tratando de organizar algún estúpido plan para huir, en un intento desesperado por no ser atrapados. No obstante, le extrañaba que ninguno de sus hombres reportara algún incidente aún. Para ese tiempo, ya debían haberlos interceptado, al menos a uno de ellos.

Fueron el mejor grupo que tuve a cargo, Nicholas, son jóvenes, pero realmente listos, no los subestimes, porque cada uno de ellos es fuerte, sin embargo, juntos, son casi indestructibles, fue la advertencia que le dio Paul, y quizá debió prestarle más atención a ello en lugar de burlarse del hombre.

Porque en cuanto vio el video no podía creer lo que estaba presenciando. Esos malditos idiotas no solo se burlaron de él, sino que se atrevieron a amenazarlo públicamente. Era un asunto más serio de lo que imaginaba. ¿Seis millones de dólares? Por supuesto que contaba con ese dinero, pero no estaba dispuesto a pagar ni un centavo a esa banda de delincuentes.

Se esforzó en guardar la compostura frente al resto hasta que llegó a su oficina y desquitó su ira contra los utensilios de su escritorio. Era su maldito juego, era él quien daba las órdenes siempre y un grupo de niños no vendría a alterar sus planes, mucho menos quitarle su dinero. En cuestión de minutos Paul lo llamó.

-¿Acaso es una broma? No dejaré que un par de criminales me digan lo que tengo que hacer - exclamó furioso - Quiero que eliminen ese maldito video de todas partes.

-Es imposible, Nicholas - explicó el psiquiatra consternado - Ya ha sido visto por cientos de personas, incluso en las noticias están hablando de ellos. No hay nada que podamos hacer más que contactarlos para coordinar los términos del rescate antes de que intenten lastimar a los chicos.

-¡Eres un inepto! - gritó apretando los puños - Ellos no han ganado absolutamente nada. En este momento daré la orden para que los principales canales locales empiecen a publicar sus identidades y verán con quién se metieron.

-No puedes hacerlo - interrumpió de inmediato el otro hombre - Fue una clara amenaza para ambos, y ellos lo saben bien. A diferencia de nosotros, ellos no tienen nada por perder, si revelas sus identidades encontrarán una forma de escapar, pero ¿qué hay de nosotros? Todo nuestro esfuerzo habría sido en vano... Y no podemos exponer la vida de Steve, ni la de Nancy.

-Eso es lo menos importante en este momento, si quieren su dinero no les harán daño.

-Tienes que hablar con ellos, Nicholas - volvió a insistir. 

-Hablaré con Holden, debe haber alguna manera de localizarlos, ese estúpido video debe contener un error, por minúsculo que sea, y entonces voy a matarlos, uno por uno - dijo entre dientes antes de cortar la llamada.

Presionó al hombre desde el instante que llegó a su casa, vigilando cada movimiento y acción que realizaba en su computadora, tratando de rastrear la ubicación desde donde fue subido el video, mientras que el resto de su equipo intentaba hallar pistas del lugar en donde fue grabado con tal de obtener una dirección, pero sus esfuerzos fueron en vano. La dirección arrojaba distintos puntos del país en simultáneo, y los escasos detalles de la casa de la grabación no brindaban la suficiente información.

No había manera de encontrarlos.

Y en el fondo, Nicholas sabía que no podía amenazarlos con revelar su identidad, porque eso implicaría atarse la soga al cuello indirectamente.

Estaba acorralado, incapaz de hallar una solución.

Vencido bajo su propio juego por un grupo de estúpidos delincuentes.