Capítulo 27

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Se balanceaba en el viejo columpio oxidado cerca a su casa mientras su hermana pequeña jugaba en el sube y baja con otra niña. Cada vez que sus miradas se cruzaban intentaba sonreír para no preocuparla, aunque su mente seguía inmersa en otra parte.

-¿No es un poco tarde para que estén fuera de casa? - le preguntó aquella mujer sentada en el columpio frente a él. Eddie se limitó a encogerse de hombros - Ya veo. Día difícil.

-¿Siempre es así? - preguntó tras unos minutos de silencio - La vida, quiero decir.

-¿A qué te refieres con "así"?

-Una completa mierda - probablemente era impactante recibir aquellas duras palabras de un niño de apenas once años, sin embargo, lo que a Eddie más le gustaba de esa mujer era la libertad que le brindaba. Sentía que podía contarle cualquier cosa, y ella jamás lo juzgaría o se escandalizaría. A diferencia de otros adultos, ella le hablaba con la verdad, como si él fuera otro adulto más.

-¿La verdad? Probablemente sí. Al menos lo es para las personas como nosotros. Con padres de mierda - el rizado la miró sorprendido de su respuesta - ¿Por qué crees que los ayudo tanto a tu hermana y a ti? Me veo un poco reflejada en ustedes. Mis padres también apestaban.

-¿Y qué pasó con ellos? - se interesó repentinamente.

-No tengo la menor idea, escapé de casa hace mucho tiempo - ella se encogió de hombros.

-¿Y no te buscaron?

-Digamos que no tienen forma de hacerlo. Verás... en la vida puedes hacer dos cosas ante un problema: limitarte a llorar o arreglarlo. Yo elegí la segunda opción, pero debes ser inteligente, y no cometer ni un solo error.

-Me gustaría escapar, pero no tengo dinero, y no puedo dejarla sola - dijo mirando en dirección a Abby.

-Ya veo, sigues firme en la idea de permanecer juntos ¿no?

-Ella hace que todo valga la pena en mi vida. No hay forma de que la deje con ellos. Mucho menos cuando... - se detuvo.

-¿Cuando qué? ¿Qué ibas a decir? Vamos, puedes confiar en mí. ¿No te he demostrado ya que quiero ayudarlos?

Ella se percató de la manera en la que los puños de Eddie se aferraron con fuerza a los lados de los columpios, pero no dijo nada, esperando su respuesta.

-Cuando uno de los amigos de mi padre bebe hace comentarios que no me gustan sobre ella - susurró, expresarlo en voz alta era lo suficientemente aterrador - Dice que se está poniendo muy bonita y bromea respecto a llevarla con él, en especial cuando mi padre pierde las apuestas... Ellos creen que es gracioso, pero a mí me incomoda. Algunas veces no parece que fuera broma y siento que mis padres no serán capaces de defenderla, no les importamos lo suficiente. Por eso no quiero que ella se quede en casa cuando esos tipos están ahí. Es asqueroso. 

-En verdad lo es. ¿Sabes? Creo que puedo ayudarte a salir de ese infierno, pero necesito que seas un chico valiente. Voy a ser honesta contigo, porque sé que podrás sobrellevarlo... No será fácil, aunque te prometo que ambos estarán a salvo si todo sale bien y sigues cuidadosamente mis instrucciones.

-¿Qué tengo que hacer?

-Sabía que eras como yo.

[...]

El sonido chirriante de la tetera era cada vez más fuerte, intentó cubrir su cabeza con una almohada para seguir durmiendo, pero incluso bajo ese método, continuaba escuchando aquel irritante ruido. Tocó el hombro de su novio en busca de una solución veloz.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora