Unas horas más tarde, Steve caminaba junto a Abby hasta llegar a su apartamento. Mientras subían por las escaleras, la joven se quejaba de vivir en un lugar tan anticuado que no cuente con un ascensor, aunque en verdad aquello no le molestaba al castaño, por el contrario, le parecía interesante conocer más sobre la vida de su nueva amiga.
Era un apartamento de una sola pieza, pero perfectamente amoblado, Abby y él tenían la misma edad, y ella ya había logrado independizarse, ¿algún día podría lograrlo?
-Lo sé, es algo pequeño, pero es lo único que puedo pagar por el momento - le dijo un poco apenada por las indiscretas miradas que Steve le dedicaba a cada rincón de su hogar.
-No, no es eso, me sorprende que vivas sola - confesó ligeramente sonrojado - yo todavía vivo con mi familia.
-Eres tan tierno - dijo apretando sus mejillas - Aprovecha todo lo que puedas, porque la vida adulta es una mierda.
-¿Tus padres no te apoyan? -preguntó.
-Bueno... Tal vez lo harían si aún estuvieran vivos - respondió - Y no quiero recurrir a mi hermano cada que tenga un problema, quiero decir, él no tiene inconvenientes en ayudarme, pero quiero demostrarle que ya no soy una niña ¿sabes?
-Lamento lo de tus padres. Los míos también murieron - le contó formando una línea recta con sus labios, era la primera vez que Steve conocía a alguien con una situación similar a la suya, por lo usual en su minúsculo círculo social, los jóvenes de su edad podían acudir a sus padres por ayuda siempre.
Abby empezaba a sentirse como una persona realmente cercana para él, descubrió que su nombre era Abigail Munson, tenía diecinueve años y estudiaba enfermería durante las mañanas en la universidad pública de la ciudad.
Por las noches apoyaba en la barra de Disturbia, el cual era el local que su hermano inauguró junto a Billy, quien parecía ser uno de sus mejores amigos.
Le sorprendía lo agitada y emocionante que era la vida de Abby, y lo aburrida que era la suya. Deseaba sentirse como ella, pese a los problemas, la joven desbordaba alegría y esperanza, sus ojos todavía mantenían aquel brillo de ilusión que las personas con ganas de vivir poseen.
Le gustaba conversar con ella, siempre tenía algo interesante que decir, contaba anécdotas divertidas, o le daba palabras alentadoras, le hacía creer que en verdad todo podría estar bien.
Al anochecer, ambos jóvenes se sorprendieron cuando llamaron a su puerta, y Steve se sintió como un adolescente inexperto imaginando que sería el rizado, inevitablemente tendrían que presentarse y podría darse un acercamiento entre los dos.
Pero sólo era Billy, el amigo rubio de Abby.-¿Qué haces aquí? Pensé que tenías una cita - le dijo la chica con cabello azabache.
-Y yo pensé que no te importaba mi vida - respondió guiñándole un ojo, de pronto su mirada se fijó en Steve - ¿Tú también tienes una cita? ¿Y no me avisaste? Espera, ¡es el chico de Disturbia! - exclamó al recordarlo.
-Sí, es Steve, mi nuevo mejor amigo, y estamos conversando de temas privados, ¿por qué no mejor vas a molestar a alguien más?
-Porque tengo que hacer mi parada estratégica para vigilar que sigas viva - respondió y el castaño creyó que se trataba de una broma, hasta que el rubio deambuló hacia la cocina para abrir el refrigerador - Eres tan mala anfitriona que ni siquiera le has ofrecido una bebida a Steve.
-¡Maldita sea! Sabía que me olvidaba de algo. Lo siento, ¿quieres algo de beber, Stevie? - le preguntó avergonzada.
-No te preocupes, así estoy bien.
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DISTURBIA (Steddie)
Fanfiction"Bienvenido a Disturbia el lugar donde tus pesadillas cobran vida, no te dejes engañar, aquí todos guardamos un secreto". En la noche de Halloween Steve visita un club de moda con el fin de convencer a su abuelo de que ha mejorado, comenzaba a resi...