Capítulo 55

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El sonido chirriante de la tetera captó la atención de los tres, siendo Eddie el primero en ofrecerse a apagar el artefacto y traer una taza de té para todos a pesar de que no se encontraba en su cabaña, sino en la de Joan. La mujer había insistido en que la acompañen, pues de esa manera Steve podría ver algunas de las fotografías y cartas que Elizabeth le regaló.

Steve volvió a disculparse por no aceptar primero su invitación de tomar café, pero a Joan no le importaba de todos modos, ella tampoco consumía mucha cafeína en estos días, y después del gran viaje emocional que sería para todos aquella conversación, lo mejor era beber algo más tranquilo, como un té.

-¿Cómo te gusta tu té? - le preguntó el castaño poniéndose de pie para darle el alcance a su esposo, hecho que no fue necesario, pues él ya volvía con tres tazas, Steve preocupado lo ayudó de inmediato - Amor, debiste avisarme en lugar de cargar todo esto tú solo.

-Son sólo unas tazas, cariño - contestó con una pequeña sonrisa - Con manzana y canela, como siempre.

-Es un poco grosero que no le haya preguntado a Joan antes, ¿y si no le gusta? - preguntó en voz baja.

-¿Sin azúcar y con poca leche sigue estando bien? - dijo mirándola a los ojos por primera vez en el día, y sin poder evitarlo, volviendo a sentirse como un niño.

-Está perfecto. Gracias - contestó la mujer recibiendo la taza, no lo diría en voz alta, pero lo sentía como un pequeño logro, quizá con un poco más de tiempo y paciencia podría acercarse a Eddie, y eventualmente conseguir que todo vuelva a ser como antes. O incluso mejor - No sé si se los he dicho antes, pero se ven muy bien juntos. Realmente felices, ¿cómo fue que se conocieron?

-¿Steve? - le preguntó Eddie apretando su mano, y al cederle la palabra el castaño lo entendió.

No le estaba pidiendo que le contara a Joan su extraña historia de amor, con ese simple gesto, lo que en verdad le decía su esposo era que el único que debía decidir era él. Si respondía o no, si era capaz de mantener una insufrible conversación casual antes de recibir la mayor revelación de su vida, o si prefería ir de frente al punto.

-Mmm... Sí... Pues es una historia muy extraña y... Lo siento... Me siento muy ansioso en estos momentos como para pretender que todo está bien... Cuando mi mente sólo está esperando escucharte - reconoció ligeramente avergonzado. Joan formó una pequeña sonrisa comprensiva.

-No cabe duda de que eres su hijo - fue más un murmuro al principio, hasta que aclaró su garganta - Te pareces mucho a Noah, pero tu esencia, ese brillo en los ojos, esa energía tan hermosa, toda esa dulzura en ti... Eso es de Elizabeth.

-Fuiste cercana a ella por lo que veo - contestó mientras observaba algunas de las fotografías del álbum de Joan, en la que ambas jóvenes sonreían junto a nadie más ni nadie menos que el gran Nicholas Harrington - Y también conociste a mi abuelo. Exactamente ¿cómo fue que sucedió todo esto?

-Es una historia muy larga y confusa, Steve, para que puedas entender todo, es necesario que conozcas muchos más hechos, no sólo de tus padres, sino de Paul, Nicholas, incluso de mí. Al final, por más diferentes que seamos todos, en algún punto coincidimos, y si me lo preguntas, siento que al estar al tanto de lo ocurrido, entonces podrás comprender tu historia, Steve.

-Bien. Te escucho.

-Sólo voy a pedirte algo: Ten en cuenta de que todo sucedió cuando todavía éramos muy jóvenes, apenas habíamos cumplido diecinueve años, y por muy duro que sea, también necesito que escuches la historia completa.

-Quiero saberlo todo, no importa si no es precisamente lo que esperaba, tan sólo necesito conocer lo que pasó con ellos... Por favor...

-Los conocí en distintas etapas de mi vida - inició Joan, sumida en sus recuerdos, de pronto rebuscó entre las fotografías del álbum, hasta llegar a una donde aparecían dos pequeñas niñas sonrientes - Lizzy y yo nos hicimos amigas de pequeñas, Noah y yo nos acercamos cuando empecé a trabajar en un viejo bar que estaba de moda en esos tiempos. Era un hombre muy amable y sumamente protector, y ella... Liz siempre fue lo más parecido a un ángel, a lo largo de mi vida he conocido a muchas personas, Steve y ninguna tiene tanta luz como ella.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora