Steve nunca se sintió cómodo con la velocidad, a diferencia de la mayoría de chicos de su edad, consideraba que era una estupidez sumamente riesgosa, pues muchos accidentes se ocasionan por ello, y ni qué decir de las muertes.
Siempre fue así, incluso de pequeño solía asustarse cuando los vehículos aumentaban la velocidad, el rizado pareció tomar en cuenta sus advertencias, porque manejó a una velocidad aceptable.
A mitad del camino el castaño empezó a cuestionarse si ir a la casa de un desconocido en medio de unas crisis existencial era realmente una buena idea, es decir, sí, técnicamente sabía quién era, sin embargo, no contaba con sus datos personales, tampoco traía consigo un teléfono o dinero en caso necesitara huir.
Estaba herido, asustado y a punto de estallar en camino a un paradero desconocido con una persona que apenas vio una vez en su vida.
Contaba con el potencial para ser la víctima perfecta de cualquier asesino en serie, esperaba que el joven al que se aferraba no lo fuera.
No deseaba tentar a la suerte, pero nada podía ser peor a estas alturas de su vida, por lo que decidió confiar en él. Después de todo, era el hermano de Abby, y ella era una buena persona.
Pensó en iniciar una nueva conversación con el rizado, pero temía distraerlo del camino, por lo que optó por observar con detenimiento las calles, un poco de orientación no le vendría nada mal.
Frunció el ceño al percatarse de que todo a su alrededor le resultaba extrañamente familiar. Había estado ahí antes.
En más de una ocasión.
Y su corazón volvió a latir con fuerza cuando sintió que la moto se detuvo en un edificio con fachada antigua, ¿acaso era una broma del destino?
Steve acababa de salir de aquel lugar junto a Billy apenas hace unas horas. Abby también vivía ahí, lo cual era extraño, su apartamento tenía una sola pieza, ¿dormían juntos? ¿o por qué...?
-Lamento informarte que no hay ascensor y tendremos que subir hasta el noveno piso - le dijo el chico mientras abría la puerta de la entrada para invitarlo a pasar.
-No hay problema - respondió, aunque por dentro quería gritar.
¿Nueve pisos? Sus pulmones de fumador no podrían resistir tanto. Abby vivía en el tercer piso, era soportable, pero ¿nueve? Un exceso. Ese chico debía ser un gran masoquista o amante del ejercicio, con razón se mantenía en forma.
-¿Seguro? Tu rostro no parece decir lo mismo - contestó con una sonrisa burlona mientras subía, Steve se percató de que al llegar al piso tres el rizado corrió hacia la puerta de Abby para dar golpes a la puerta - Dory, soy yo, ya volví, cualquier cosa que necesites estoy arriba ¿sí?
-Está bien, ¿no quieres pasar? Billy compró comida china - respondió a través de la puerta. El castaño no tenía hermanos, pero le extrañó la peculiar dinámica de ellos.
-No gracias, pequeña saltamontes, sólo quería asegurarme de que aún respires. Te quiero. Y Billy, sé que estás ahí, no olvides pasar por Disturbia, hoy me quedaré en casa.
-Pero ayer también me quedé solo... Se supone que era tu turno - se quejó.
-¿Qué? No te oigo, si tienes algún reclamo tú y tus grandes pectorales tendrán que subir y sé que no lo harás - gritó haciéndole una seña a Steve para que se apresure en llegar.
El resto del camino fueron en silencio, principalmente porque Steve quería guardar la mayor cantidad posible de oxígeno en sus pulmones, se arrepentía del espectáculo que seguramente hacía al subir las escaleras al borde del desmayo, mientras que el otro joven no parecía ni siquiera agitarse.
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DISTURBIA (Steddie)
Fanfic"Bienvenido a Disturbia el lugar donde tus pesadillas cobran vida, no te dejes engañar, aquí todos guardamos un secreto". En la noche de Halloween Steve visita un club de moda con el fin de convencer a su abuelo de que ha mejorado, comenzaba a resi...