Capítulo 15

119 11 41
                                    

¿Qué sucede cuando un corazón se rompe? El tiempo se paraliza, todo alrededor parece estático, la conciencia pierde sentido, llegando a un estado de confusión total, ¿es real? ¿O una pesadilla? Cada persona reacciona de distintas formas: algunos se enojan, otros tantos lloran, lo único cierto es que cuando un corazón se quiebra no vuelve a ser el mismo.

Hay dolores tan profundos que impactan con la fuerza necesaria para cambiar por completo a una persona, pudiendo sacar lo mejor o lo peor de uno mismo. Hundirse o flotar. Adaptarse o morir en el intento.

Tras las palabras de su mejor amiga, Steve quedó conmocionado y con muchísimas dudas, sin embargo, lo más preocupante era el estado de Abby, aquella joven alegre y llena de vida se había ido, dejando consigo apenas una sombra de lo que algún día fue.

Sin más tiempo por perder, la llevó a su habitación para que tuvieran privacidad, pues Nancy no se movía de su lugar, como si en verdad le interesara saber lo que ocurría.

Tendría tiempo para entender la totalidad de la situación, lo principal en ese momento era ayudar a Abby. Ella estuvo para él en sus momentos más oscuros y había llegado la hora de retribuirle.

Pero, ¿cómo podía hacerlo? Nunca fue bueno consolando a las personas, mucho menos para dar ánimos, en especial si desconocía el problema y Abigail hablaba más rápido de lo usual, impidiendo que pudiera comprender del todo el problema.

Consideró pedirle que respire antes de continuar, sin embargo, sabía que la chica necesitaba desahogarse. Para que Eddie haya decidido irse sin ella debía tratarse de algo realmente grave. 

Por lo poco que fue capaz de entender, surgió un inconveniente del cual nadie del grupo le avisó, y al parecer no pudieron solucionarlo como esperaban, por ello se fueron sin siquiera tomarse la molestia de llevar a Abby con ellos, aunque Eddie le dejó una mochila con dinero en efectivo para posibles gastos.

-¿Cuánto dinero te dejó? - preguntó y obtuvo como respuesta un jadeo de indignación - No es que me preocupe, es sólo para estimar el tiempo que se irá.

-Se llevó todo, Steve, no piensa volver. El dinero lo dejó para deshacerse de mí - contestó abriendo la mochila que cargaba. Steve se asombró.

Jamás había visto tanto dinero en efectivo junto, al menos no dentro de una descuidada mochila a cargo de una joven que ni siquiera llegaba a los veintiún años.

-Mierda... Espera, ¿viniste caminando en medio de la noche hasta aquí con una mochila llena de dinero? ¿Acaso quieres que te maten? - se quejó con preocupación - Eddie no planea deshacerse de ti, Abby, él quiso dejarte el dinero para que te sientas más segura mientras no está aquí.  

-Pues se equivocó porque no lo hace - refutó con seguridad - Necesito a mi hermano, no diez mil dólares.

-¿Diez mil? - susurró Steve sin salir de su asombro. Era una gran suma de dinero. ¿Se podía ganar tanto vendiendo drogas? ¿Cómo demonios un chico como Eddie pudo obtener tanto?

Y odiaba pensarlo, pero si dejó tal cantidad de dinero a su hermana quería decir que tardaría en volver... O quizá Abby tenía razón.

-Lo conté. Billete por billete. Él no piensa regresar.

-Jamás te abandonaría - aseguró.

-No lo conoces, Steve... No lo conoces como yo.

-Tal vez, pero estoy seguro que eres la persona más importante de su vida, si él se fue no creo que te haya abandonado, al menos no voluntariamente - opinó, sabía que la que estaba hablando con él no era Abby, sino su herida de abandono, y deseaba recordarle lo mucho que Eddie la quería. A pesar de todo.

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora