Capítulo 49

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Encendió la luz de su habitación para después mover su cuerpo con brusquedad, obligándolo a despertar. No sabía la hora que era, pero aún no amanecía. No entendía lo que ocurría a su alrededor.

Vio la silueta de un hombre frente a él, el cual emanaba un fuerte olor a licor y cargaba con los ojos más tristes que vio en su vida, cargaban una fuerte desilusión, luciendo completamente destrozado.

-Eve, despierta, es hora de irnos - dijo con cautela para no asustarlo, pero no logró tranquilizar en nada al menor.

-¿Por qué tan tarde? - preguntó mientras frotaba sus ojos.

-No me cuestiones, Steve, es hora de irnos - repitió en un tono más fuerte, lo cargó de la cama para salir rápidamente de la habitación sin ningún tipo de aviso previo. ¿Irían de paseo? ¿Organizó unas vacaciones improvisadas? ¿Por qué no llevaban equipaje?

Se sentía asustado y confundido, su corazón latía veloz mientras el hombre corría hacia la que parecía ser la puerta principal de una casa desconocida, ambos eran perseguidos por alguien más... Se veía borroso, pero parecía ser una silueta de mujer, no lograba ver su rostro, aunque le asustaba, pues no dejaba de gritar y llorar. ¿Qué le sucedía? ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué lloraba? ¿Qué demonios estaba pasando?

-No lo metas en esto - gritó desesperada - Él tiene que estar conmigo, su lugar es con nosotros.

-Tú eres solamente una loca desquiciada que no sabe lo que dice, su lugar está a mi lado, no me la podrás quitar jamás - respondió el hombre bajando por las escaleras.

-Por favor, estás muy alterado, no te lo lleves así - le pidió casi suplicando, el hombre lo sentó en el coche y se dirigió hacia el asiento del conductor, arrancó el coche dispuesto a ponerlo en marcha - Llamaré a la policía - advirtió la mujer corriendo hacia ellos, pero no logró alcanzarlos.

-No le hagas caso, no es más que una perra mentira, está loca y llena de mentiras - se dirigió hacia él.

-¿A dónde vamos? - quiso saber, aunque tenía miedo de aquel hombre.

-Lejos de toda esta mierda, tranquilo Eve, nos vamos a divertir. ¿O acaso no confías en mí?

El auto iba a más de 150 kilómetros por hora, lo que al comienzo era divertido empezaba a asustarlo, le pidió que pare en más de una ocasión, pero no le hizo caso, incluso aumentó la velocidad, sus pequeñas manos temblorosas se aferraron al asiento con miedo. 

A pesar de sus constantes súplicas él no parecía querer dar su brazo a torcer, el niño no podía dejar de gritar y llorar en un intento desesperado de que el hombre se detenga, pero simplemente lo ignoraba mientras reía sin gracia alguna.

¿Qué le encontraba divertido al manejar tan rápido por la carretera en medio de una noche tan oscura? ¿Por qué no le hacía caso?

-Vamos Eve, no seas un llorón - se burló - si te pondrás así por cada cosa cosa que pasa en la vida nunca tendrás éxito en nada.

-Por favor, por favor, para - volvió a pedirle.

Una gran y brillante luz amarilla les dio directamente en el rostro junto al sonido de una bocina que inútilmente intentó prevenir el terrible futuro: los chirridos de las llantas y el impacto del coche contra el agua.

Estaba atrapado, por más que luchó por llegar a la superficie era en vano, quedó atorado en el asiento, y se encontraba muy asustado como para hacer algo coherente.

Necesitaba oxígeno, necesitaba ayuda. Suplicaba a un Dios del cual no estaba seguro de su existencia por un milagro.

Deseaba que alguien lo ayudara...

DISTURBIA (Steddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora