DISTURBIA (Steddie)

Capítulo 34

Apenas recibió la llamada se apresuró en dejar todas sus responsabilidades de lado para asistir al punto de encuentro, la situación se estaba saliendo de control, y si no actuaba rápidamente perdería todo. No podía arriesgarse, no cuando había tantas cosas en juego.

Apretó los puños con rabia al verla tan despreocupada sentada en una de las últimas bancas del parque mientras terminaba de fumar un cigarro. ¿Acaso había perdido la razón por completo? ¿Cómo podía sonreír y actuar tan tranquila después de que arruinó el plan que tardó tanto en organizar?

-¿Llegas tarde y ni siquiera te tomas la molestia de traer un regalo? Eso no es de caballeros - dijo con una sonrisa cínica.

-Esto es serio - advirtió con molestia - ¿Te das cuenta de lo que hiciste? ¿Por qué demonios no piensas antes de actuar?

-¿De qué estás hablando? ¿De qué me acusas esta vez?

-Deja de actuar - masculló tomándola del brazo - Nancy Harrington. ¿Por qué mierda la dejaste escapar?

-Espera. Yo no la dejé escapar, no soy estúpida, Paul - contestó con seriedad - ¿Me estás culpando por tu negligencia? Debiste poner más seguridad, no intentes convertir tu falla en mi problema, querido.

-Sé que estuviste ahí - dijo entre dientes - Te conozco lo suficientemente bien para saber lo que piensas.

-¿Tienes alguna prueba de lo que dices?

-Tu cinismo es la mayor evidencia que necesito - replicó suspirando - ¿Sabes en el gran problema que me acabas de meter? Nicholas va a matarme.

-¿Con todos los asuntos turbios en lo que lo ayudas? Lo dudo, no tienes tanta suerte como para morir aún. Descuida, no creo que la chica haya podido ir lejos, seguramente pronto colapsará y la encontrarán. Incluso puede que tu trabajo se simplifique y te lleve directamente a Ethan, Helena y el resto de esos chicos. 

-Detesto la manera en la que simplificas los problemas que ocasionas - bufó, su cuerpo se tensó al identificar el conocido número en su teléfono - Mierda. Es Nicholas.

-¿Y qué esperas? Contesta.

-Hola, Nicholas, imagino el motivo de tu llamada, pero te aseguro que...

-Ahórrate tus penosas explicaciones, ya la encontramos, así que muévete a la ubicación que te envié en este momento - fue todo lo que dijo antes de colgar.

-Eres tan patético, Paul, ¿qué pensarían tus pacientes al ver al psiquiatra más reconocido del país ser minimizado como un triste gusano a través de una simple llamada telefónica? Dudo que busquen atenderse contigo.

-Deberías agradecer que doy la cara por tus desastres - dijo entre dientes - Por cierto, esta es la última vez que me arriesgo por ti, estoy empezando a hartarme de tus tonterías, en especial porque ya no me sirves para nada - la mujer se limitó a sonreír mientras lo observó subir a su auto.

-No te preocupes, Paul, créeme, esta será la última vez que hagas algo por mí. Tampoco me resultas tan útil como piensas. 

El hombre condujo excediendo los límites de velocidad establecidos con tal de llegar a tiempo a la dirección enviada por Nicholas. Por fortuna, Nancy no había sido capaz de alejarse del sanatorio, así que deshacerse de ella no tomaría tanto tiempo.

Detuvo el coche a pocos metros de lo señalado y se apresuró en caminar hasta toparse con la silueta del hombre mayor, quien sostenía entre sus manos el pequeño dispositivo que había estado hasta unas pocas horas antes dentro del organismo de su nieta.

-Nicholas - dijo a manera de saludo - ¿Qué ocurre?

-Tus estupideces nos costarán realmente caro, Paul - contestó en un tono bajo, aunque su semblante era lo que asustaba, tanta repentina calma, junto al oscuro de sus ojos, un demonio personificado. Saltó sobre su sitio cuando Nicholas arrojó el chip sobre su cuerpo - Nancy se lo quitó. Una niña tonta ha sido capaz de burlarse de nosotros.