Jamás imaginó que caminar junto a su mejor amigo podía ser tan incómodo. Había tantos temas de los que aún debían hablar, sin embargo, deseaba que su mente tuviera más claridad. En verdad no quería lastimar a Billy.
Se obligó a recordar cada uno de los momentos que pasaron juntos desde que eran adolescentes para evitar que aquella oscuridad se apoderase de él y lo orillara a realizar acciones de las que podría arrepentirse luego.
No era un desconocido, ni un enemigo. Era Billy, su mejor amigo, prácticamente su hermano.
-¿Por qué? - dijo rompiendo el silencio, el rubio miró en su dirección - Es mi error, y mi desastre, no era necesario que lo arregles.
-Tu desastre es mi desastre ¿no? - contestó encogiéndose de hombros - Además, no iba a dejarte solo, puede ser peligroso.
-Te acabo de golpear.
-No es la primera vez que lo haces, y tus puños no son tan poderosos como crees, una anciana tiene más fuerza que tú - se burló. Eddie se unió riendo junto a él.
-¿Es tu manera de pedirme que te golpeé más fuerte?
-Sí, bueno, la violencia puede hacer las cosas más interesantes. Y lo aceptaré como unas disculpas.
-Oye, sobre eso...
-Shh - Billy lo calló. Y el sonido de sirenas de policía se hizo presente - Mierda. Demasiado tarde. No hay tiempo. Tenemos que irnos y dejar todo tal cual. ¿Eddie?
Las luces rojas y azules lo mareaban, sin darse cuenta respirar empezaba a costarle cada vez más.
[...]
El olor a humo le daba náuseas, y el ruido proveniente de la sala no le permitía dormir. Se preguntaba a qué hora terminaría la reunión de su padre, era realmente tarde y ni él ni Abby podían descansar.
Su estómago rugió con fuerza y fue suficiente para tomar el coraje necesario para abrir la puerta. Con cuidado de no llamar la atención de nadie, se escabulló por el pasadizo hasta llegar a la cocina.
Abrió la puerta del refrigerador con la esperanza de encontrar sobras de la cena, o cualquier cosa para comer, pero nuevamente sus expectativas fueron muy altas. Sólo había botellas de alcohol y algunos vegetales podridos.
Al menos Abby pudo cenar un plato de comida decente, se dijo a sí mismo para aliviarse. Sin más por hacer se dispuso a volver a su habitación, si su padre o alguno de sus amigos lo encontraban fuera tendría serios problemas.
-¿Te pasaste tu hora de dormir? - preguntó la voz de un adulto detrás suyo, el niño saltó asustado. Joder. Eso no era bueno. Frunció el ceño al darse cuenta de que se trataba de una mujer. Usualmente su padre trabajaba con varones, sin embargo, si asistió a aquella reunión debía tener cuidado. Ella se dio cuenta del estado del pequeño de cabello rizado, estaba nervioso - No. Tranquilo, no estás en problemas.
-Debo irme - avisó intentando salir por la puerta.
-Espera - aquella mujer volvió a llamarlo - Tienes hambre ¿no es así? - preguntó y supo que era una respuesta afirmativa con tan solo ver el pequeño rostro asustado, como un animal salvaje en cautiverio - Él me contó lo que pasó con tu hermana y su castigo.
-Él es una mierda - se quejó el niño.
-En eso te doy la razón - susurró cómplice - Pero no puedo decir nada, de lo contrario, todo se arruinaría. ¿Me quieres contar lo que sucedió? - Eddie dudó en confiar en la mujer, apenas la conocía, sin embargo, era dueña de un magnetismo extraño que le inspiraba seguridad, y decidió arriesgarse, después de todo, era linda, y muy dulce.
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DISTURBIA (Steddie)
أدب الهواة"Bienvenido a Disturbia el lugar donde tus pesadillas cobran vida, no te dejes engañar, aquí todos guardamos un secreto". En la noche de Halloween Steve visita un club de moda con el fin de convencer a su abuelo de que ha mejorado, comenzaba a resi...