ESTEBAN - Capítulo 46

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Recuerdo que, el día que Nicole rompió conmigo, lo primero que hice fue correr a mi habitación, botar a mi padre, y cerrar la puerta con llave mientras lloraba y me preguntaba por qué me dejó, ¿por qué ella?

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Recuerdo que, el día que Nicole rompió conmigo, lo primero que hice fue correr a mi habitación, botar a mi padre, y cerrar la puerta con llave mientras lloraba y me preguntaba por qué me dejó, ¿por qué ella?

Se suponía que íbamos a estar juntos hasta el final, me lo prometió. Supongo que también las promesas de amor están hechas para romperse.

Mi papá golpeaba la puerta como loco, y me exigía que le abriera, quería saber el por qué de mi reacción. No parecía enojado, sino preocupado en serio. Por mí.

Caí en el piso, apoyé mi cuerpo en el marco, después de un rato, mi papá se cansó de golpear y relajó sus hombros contra la puerta. Podía sentir su calor corporal atravesar la madera y llegar hasta mí. Recuerdo que me quedé dormido en el suelo. No sé cómo llegué a mi cama.

Da igual.

Ese episodio me dio una idea para un dibujo, lástima que ni siquiera tenía ganas de coger un lápiz.

Debería botar todos los dibujos que hice de ella, porque lo único que consigo al tenerlos es enfermarme más. Pero no puedo. No podría hacerlo ni aunque quisiera.

Nicole y yo no éramos de las personas que nos gustaban las fotografías, por eso siempre la retrataba en mi arte. Siempre que la extrañaba, solo hacía falta abrir mi cuaderno para llenar ese vacío hasta volver a verla otra vez.

Pero ahora ya no habrá una siguiente vez.

Tomo el lápiz carbón 2B, presiono la punta contra el papel pálido, creando un contraste irrebatible bajo mis manos.

Suspiro, contengo la respiración un momento, encontrando la figura perfecta para dibujar.

Al no conseguirlo, tiro el lápiz a un lado opuesto al mío, y cierro el cuaderno de golpe. Me froto la cara con cansancio.

Maldita sea. Odio esto.

Si así se siente el desamor, prefiero estar muerto en este instante.

Me siento cómo si me apuñalaran el corazón una y otra vez, y el dolor no para, al contrario, se hace más fuerte.

Oigo el chirrido de la puerta y sé que es Jackie por el sonido de sus pasos.

Me mira de los pies a la cabeza, a pesar de estar sentado en mi cama. Su mirada me abandona para ir directo a mi escritorio, donde están mis pastillas.

-No has tomado los medicamentos. -Suena más a regaño que a una afirmación.

-Las tomo luego.

-Ahora. -La veo con el ceño fruncido. -Quiero que las tomes ahora.

Me quedo callado, frunzo los labios para no gritarle, no sé qué me pasa últimamente que quiero explotar con todo el mundo, y eso que no veo a muchas personas.

No me muevo aún.

-Bien, ¿sabes qué? Si prefieres morirte antes, avísame para avisarle al doctor que ya no venga a revisarte.

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