La tan conocida scaloneta había llegado a México y realmente no sabían nada del país, buscaron un mapa de la ciudad en Google y empezaron a revisarlo entre todos.
-esto que? No entiendo nada- el dibu volteaba el celular esperando poder dar con alguna ubicación.
-es demasiado grande, no se por donde empezar, vamos a un hotel a descansar y mañana buscamos, es muy tarde- Lionel guardó el movil y salieron del aeropuerto a tomar un taxi, subieron todos y las mochilas en la cajuela pues llevaban solo una muda de ropa cada quien.
-al hotel mas cerca y uno barato por favor- el taxista asintió comenzando a manejar.
-son muchos, les cobraré dos dolares por piocha- todos estaban confundidos al escuchar esas palabras.
-tranquilos, yo se hablar mexicano- Julian estaba seguro de poder llevar el control de la situación -no manches wey- el taxista los miró y se detuvo.
-no le haga caso, por favor siga- Otamendi tapó la boca del joven y el taxista continuó su camino pero visiblemente molesto. Llegaron a uno por la colonia Roma.
-son 300 pesos- el conductor los veía como turistas.
-eso cuánto es en dolares?- Lionel sacó la cartera para pagar lo recorrido.
-75- la reacción de todos fue graciosa, tan caro era todo? Leo pagó y sacaron sus cosas para ir al hotel, ahí entró y pagaron con tarjeta. Eran dos habitaciones para los cinco.
-hay cuatro camas, dos tienen que dormir juntos- De Paul acomodaba sus cosas en un cajoncito.
-yo dormiré con Julián, es el único al que no le huelen los pies- Otamendi ya se estaba acomodando en la cama donde estaba sentado Álvarez.
-solo duerman- Messi se sentó a pensar en la cama de al lado, el dibu y Rodrigo se fueron a la otra habitación.
Estaban muy cansados del viaje así que se durmieron todos excepto Lionel, el estaba pensando en aquella nota. No creía que fuese de el y no se daría por vencido hasta encontrarlo.
En la mañana despertaron ya mejor, Leo solo había dormido dos horas.
-aqui no hay servicio a la habitación, tendremos que ir a buscar donde comer- De Paul se encargó de despertar a todos para que estuvieran apurados y listos en pocos minutos.
Bajaron al lobby para reunirse y cerciorarse de que nadie pudiera reconocerlos. Caminaron por la calle en dirección a la esquina.
-mira, allá dice tacos, vamos- Julián estaba muy hambriento y siempre había querido probar comida mexicana.
El dibu se fue a cambiar algunos dolares a pesos. Regresó pocos minutos después con ellos.
-me da tres de esos por favor? Con mucha salsa- Álvarez ya estaba pidiendo, el taquero los preparó rápido y se los entregó -ahi tiene joven, la salsa no pica nada- el señor era muy amable y bueno atendiendo.
-perfecto, entonces a darle- el joven tomó una cucharada enorme para ponerla en su comida.
Todos fueron pidiendo sus tacos e igual le ponían salsa como la puso el mas pequeño de la Scaloneta.
Comenzaron a comer pero al dar la primer mordida empezaron a tener los ojos llorosos y a moquear.
-no que no picaba? Esto es el infierno mismo!!! Ahhhh necesito agua- Otamendi sentía que su boca se quemaba, Lionel sacaba su lengua para al menos reducir la sensación de picor.
-bienvenidos a México- finalizó el taquero riendo y repartiendoles botellas de Boing.
...
Memo empezó a despertar, se levantó de la cama y notó un aroma delicioso a arroz con leche. Se puso el par de sandalias y salió de la habitación sin soltar su peluche, notó a la chica cocinar.
-oh, despertaste justo a tiempo para desayunar, te dejé un cepillo dental en el baño- ella estaba sirviendo en un tazón el desayuno y ponía más cosas en la mesa tal como fruta picada y pan tostado.
El se adentró al baño para lavarse los dientes, se miró al espejo y notó la mordida en su cuello, la tocó y sintió una calidez inmediata sin saber el por que. Se enjuagó y salió a sentarse.
-provecho, como te sientes?- ella se sentó a desayunar también.
-me duele todo-
-es normal, pero se te va a quitar- le puso enfrente el platito y le indicó que podía tomar lo que quisiera.
-hoy es mi día libre en el trabajo así que vamos a ir al mercado, me acompañas?-
El asintió comenzando a comer, el arroz era delicioso.
Desayunaron tranquilos y ella le dió ropa para ponerse. El quedó listo tras unos minutos, tenía puesto un pantalón de mezclilla, tenis negros y una sudadera roja.
Por las heridas aun tenía algunas marcas, Xóchitl le puso un gorrito.
-listo, vámonos a comprar- ella no quería que se aburriera solo en casa así que decidió llevarlo. Salieron del departamento y caminaron algunas calles.
-voy a comprar verduras, algo de carne y sopas.... Leo?- no lo vió así que retrocedió, lo encontró a un lado de una cancha por donde habían pasado antes. El miraba el partido de varios jovenes y eso le gustaba.
-aqui estás, todo bien?- observó que miraba atentamente el juego y sonrió.
-te gusta el fútbol?-
El no respondió pero no paraba de verlos. -puedo?- parecía querer jugar con ellos, tenía las ganas de hacerlo.
-si tu lo quieres está bien pero con cuidado, sigues lastimado- la chica suspiró, era arriesgado pero no quería que se lastimara y tampoco quería inhibirlo de hacer algo.
-manuel, puede jugar?- ella gritó
Uno de los chicos se acercó -claro, que venga-
Memo entró y no pudo evitar tomar los guantes. Pero antes puso el peluche en la grada, se colocó en la portería, no sabía por que lo hacía pero tenía una idea de como hacerlo.
-ya tenemos portero!!!- gritó el chico y empezaron a jugar, todo iba muy reñido entre los chicos hasta que a los pocos minutos uno de ellos lanzó al arco y el omega se lanzó de una manera impresionante, todos los tiros eran detenidos por el.
-wowww, tu debiste estar en el mundial y no la coladera- Manuel festejaba la victoria en esa cancha pequeña.
El salió contento para irse con la chica.
-eres increíble como portero, deberías ser futbolista-
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Comentario del autor: habemus posadita y quiero tragar, nos vemos mañana con otro capítulo
Memito se ve así con el cabello cortito
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Amor en fase de grupos
RomanceGuillermo Ochoa queda perplejo ante aquel tiro de Lionel Messi y un gol de amor entra en su corazón