Memo le contaba a Lionel como fueron ayudándolo a salir del aeropuerto y entrar al hotel pasando desapercibido, detalle a detalle de como se fue ideando un plan perfecto.
-en estos momentos deben estar ya volando- aun no podía decirle lo que el director técnico realmente le hacía por ser un omega, todo el abuso psicológico causado.
-así que tenemos tiempo para nuestra segunda cita- respondió Leo, la emoción que desbordaba era evidente y se sentía tan feliz de poder estar a su lado. Daría todo para hacerlo feliz.
-si, lo tenemos pero no quiero que me reconozcan, me voy a meter en problemas-
-por eso no te preocupes, ven- Messi tomó su mano para llevarlo a un pequeño tocador en la habitación, tomó un cepillo y comenzó a pasarlo por los rizos de Memo; poco a poco los iba haciendo hacia abajo para sujetarlo con una liga.
-bien, esto ayudará mucho-
-vaya, no me veo tan mal- Ochoa soltó una pequeña risa.
-pero que dices, te ves como el ser mas hermoso que haya pisado este planeta y lo se a la perfección- el argentino se puso de rodillas frente a su amado y besó sus labios mientras daba una suave caricia en sus mejillas.
Tras unos pequeños retoques ambos quedaron irreconocibles.
-bien, ahora la ropa- Leo salió de la habitación para buscar en otra, regresó con algunas prendas.
-este te lo llevas tu- le dió a Ochoa una sudadera de color rojo y pantalones negros.
-de donde sacaste esto?- preguntó el omega algo extrañado.
-es de Otamendi, no le digas por que es una bestia cuando no duerme- Lionel se estaba poniendo una prenda qatarí así como un turbante.
-mirame, soy un jeque millonario y devolveré a tu equipo al mundial- hizo un ademán como si estuviera entregando dinero. Sabía que en ese país la corrupción era algo de todos los días y nada mejor que hacerle burla.
-bueno, vamos ya- finalizó el argentino y caminó con ochoa, ambos parecían dos completos desconocidos así que salieron por la parte trasera del hotel.
Llegaron a un parque enorme y lleno de personas, era precioso ya que el folklor de los turistas le daba ese toque y nadie tenía idea de sus identidades.
-ojalá vendieran tamales aquí- comentó ochoa algo hambriento.
-tamales?-
-no los has probado? Verde, mole, rajas y dulces?- estaba sorprendido.
-no, somos de diferentes paises-
-cierto, un dia te llevaré a México y los comeremos-
-me parece perfecto-
Ambos se acercaron a un local de comida y pidieron un machboos el cual consistía en arroz con carne, pagaron 100 riyales y se sentaron a comerlo en una mesa.
-esto sabe bien pero ya quiero verte comiendo tacos, tostadas, tortas y tamales-
-estoy ansioso por probarlos, pero estoy mas ansioso de probarte a ti otra vez-
El semblante de Ochoa cambió, se puso demasiado rojo y sin pensar escupió el arroz. Todo quedó pegado en el rostro de lionel quien no pudo contener la risa, ambos se soltaron a reir y no les importaba que la gente los viera.
Era un hermoso momento solo de ambos, para conocerse mejor y darse cariño.
Merecían ser felices.
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Comentario del autor: ya merecían un capítulo feliz y lleno de amor.
Escuchen la canción de la portada mientras leen el capítulo
Animo, ya pasó lo feo, ahora viene lo mas culero. No es cierto (o si?)
Los adoro y gracias por amar esta historia escrita con las patas.
Adiós, quesadilla
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Amor en fase de grupos
RomansGuillermo Ochoa queda perplejo ante aquel tiro de Lionel Messi y un gol de amor entra en su corazón