Desearás aquello que por alguna razón no se te dio, lo anhelarás tanto que se volverá obsesión, un ritual de día y un sueño cada noche. Desayunarás, comerás y cenarás de él, no beberás de nada que no sea las ansías de tenerlo contigo. Cuando lo obtengas ya no te será suficiente, necesitarás más que aquello, te darás cuenta de que te quedaste sin nada y que no conforme con eso, te perdiste a ti mismo:
—Oficialmente eres mi esposa —el hombre a mi lado sonreía con elegancia y victoria.
El traje negro que llevaba lo volvía todavía más atractivo de lo que ya era, ese pequeño moño le hacía portar un aire varonil y de orgullo, debido al momento que presenciábamos.
Su boca acababa de apartarse de la mía hace tan solo unos instantes, dejándome con el sabor a un beso ansioso y tierno. El perfume del hombre se había quedado en mi cuerpo por unos cuantos segundos y mirando detalladamente hacia mi mano comprobé que aquello era real: finalmente era su esposa, al fin le pertenecía...
Luego de cada cosa que había pasado estábamos casados.
Le tomé del brazo al tiempo que sonreía para él, fue una sonrisa exclusiva para mi ahora esposo, quería asegurarle a cada momento que nunca olvidaría el día de nuestra unión.
—Le pedí a mi querida hermana que leyera algo para nosotros. —Exclamé mientras tomábamos asiento en los lugares posicionados en la mesa de los recién casados.
Mi apenas esposo sonrió ante el regalo que le había puesto a la celebración. La dama de honor del vestido rosa pastel, mi hermana, tomó el micrófono y empezó a deleitarnos con su voz dulce a través de un simbólico discurso.
Merodeé el alrededor con la vista, mientras escuchaba a mi hermana. En las otras mesas de mantel blanco todos convivían entre sí, sonriendo y degustando de la fiesta que les habíamos ofrecido con tanta dedicación. Algunos bebían, otros platicaban, brindaban y comían. No conocía a muchos de los invitados, pero asumía que eran personas importantes para mi familia.
Mi mirada hizo contacto con la de una mujer algo mayor que se encontraba a tan solo una cuanta distancia mientras caminaba hacia mí. Detallé su vestido de fiestas azul y aquel peinado de ondas suelto con extensiones largas que le hacía lucir más joven de lo que era.
—Eres hermosa, mi lucecita. —Fanfarroneó la dama del rubio cabello, mientras oxigenaba su copa de vino tinto frente a mis ojos.
Levanté una de las copas de champagne y la elevé hacia ella:
—Gracias, abuela.
Sonreí y le dediqué aquella sonrisa llena de felicidad incomprendida que me salió de alguna parte del alma. Aparté la mirada y empecé a prestarle total atención a mi hermana, quien seguía dando su discurso con emotividad:
—Porque amar también significa ser consciente de que el otro no es perfecto, es construir el amor día tras día. Es tener presente que ese amor puede romperse, dañarse y doler, por más fuerte e imposible que parezca. Y que, a pesar de eso, se debe luchar por no dejar el matrimonio.
Sacudí la cabeza de un lado a otro, me traté de acomodar el vestido nupcial y moví los pies en repetidas ocasiones. Volví a ver en dirección a los invitados, haciéndome divagar entre sus cuerpos, tratando de buscar algo conocido que no sabía exactamente que era, pero que necesitaba con desesperación.
—Lucciene, ¿estás bien? —la voz del hombre a mi lado me llamó.
—Estoy bien —susurré sin mirarle.
Me volví a acomodar el vestido, toqueteé mi cabello desesperadamente e hice un nuevo intento de mover los pies, para calmar los nervios que luchaban por aparecer. Fue entonces que miles de cosas recayeron sobre mi frente, cientos de bombillos explotándome a la cara una vez más, siendo este el estallido final de mi cruel realidad:
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Lentejas | Secretos Eternos
RomanceLentejas: Secretos Eternos. La historia mal contada de una villana. Primer libro de la saga Amar Eternamente. Están prohibidas las copias o adaptaciones. Lucciene Rizzo, una italiana que ama las lentejas y la música. Vive en un tormento interno...