Lentejas | Secretos Eternos

Capítulo 27

Capítulo 27

La verdad Jerry

Miércoles 20 de abril del 2022

A pesar del vacío de mi vida y de la soledad de mi alma siempre creí que había cosas buenas. El amor era una de ellas. No me cansaba a pensar que el amor era lo mejor del mundo, pero por desgracia, las personas no sabían amar; ese era el puto problema. A veces el amor ciega, cambia a las personas e incluso las controla.

Creo que por mucho tiempo me había aferrado a la idea de que en este mundo la maldad no podía ser mayor a la bondad. ¿Era así verdaderamente? No sabía si creerlo o no.

¿Qué motivo podría ser tan grande como para arrebatar una vida?

La cabeza me dolía, las pequeñas heridas alrededor de mis hombros dolían, mis manos ardían... pero eso era lo que menos me importaba.

Me dolía la mente y mi humilde corazón se encontraba inundándose. Llevaba toda la mañana evadiendo al mundo. Sin hallar una esquina donde encontrar paz, dentro la enorme mansión en la que vivía. ¿De qué me servía estar en ese lugar tan vacío? Podía derrumbarme y nadie estaría pendiente de querer recoger los trozos que quedaran de lo que alguna vez había sido yo...

Ni si quiera yo querría recoger mis propios pedazos, y eso era lo que más me jodía.

<<Lucciene Marie Rizzo: caos>>

Siempre dije que cuando Carina murió fue cuando empezó mi caos. Hasta esa fecha las imágenes de la muerte de Carina continuaban estando en mi memoria.

En ese entonces todo era muy diferente. Yo era todo menos introvertida, siempre salía a fiestas con Fiorella y Carina nos acompañaba en algunas ocasiones.

Fiorella era como una hermana para mí, siempre estábamos juntas...

Para mi cumpleaños, uno de esos en los que mis padres hicieron todo menos presentarse, mi prima me regaló una pequeña caja de oro con tres collares dentro: uno en forma de rosa, el segundo en forma de corona y el ultimo con un dije en forma de corazón.

Para Carina Fiorella era una reina en todos los sentidos de la palabra, pues no había chica más valiente que ella... la corona era su símbolo.

Fiorella pasaba por un mal momento cuando la conocí. Su madre, era una mujer dueña de grandes casinos internacionales, era una increíble diva de los negocios. Pero con la muerte del padre de Fiorella, aquella diva se fue apagando, hasta solo dejar a la sombra una mujer viuda, con una pequeña hija de siete años y una adicción a las apuestas que la continuó de consumir.

Desde los once Fiorella trabajaba, tratando de mantener su economía familiar y de paso tratando de que su madre continuara a flote. No la tenía fácil. Muchos trataron de tomarle el pelo, pero esa pequeña niña luego se convirtió en una gran mujer. Una adolescente de 18 años, dueña de grandes casinos y con una reputación intachable, con un enorme imperio que ella sola había hecho renacer de las cenizas.

Fiorella Soulier no era una diva como su madre, ella era la jodida emperatriz de mirada verde, reina de los casinos.

Carina amaba la naturaleza, soñaba con alguna vez estudiar botánica y vivir en uno de esos lugares llenos de árboles lejos de la civilización... ella era la rosa más bella del jardín. Por eso la rosa era para ella.

Yo era una chica muy alegre y empática, Carina decía que mi corazón parecía ser inmenso ya que siempre me la pasaba haciendo obras de caridad, me gustaba ir a albergues, ayudar en todo lo que pudiera, el corazón rosa, era mío.