Capítulo 32

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Capítulo 32

Soy caos

"A veces pensamos que lo más difícil es vencer nuestros fantasmas. Pero lo verdaderamente difícil es comprender que esos fantasmas pueden ser los ángeles de alguien más."

-Lentejas, Linnet L.


Mis noches siempre fueron largas, había estado bastante agotada. Hoy tendría mi segunda cita con la psicóloga y debía admitirlo, tenía miedo. Sabía que las terapias podían hacerme recordar bastantes cosas que, a decir verdad, hubiera preferido mil docenas de veces olvidar. Apenas tomara asiento frente al escritorio de Moreira, seguramente mis lágrimas saldrían una vez más y mi corazón recordaría, llenándose una vez más de dolor.

Por otro lado, había logrado llegar al instituto con el estómago lleno. Me estaba costando el triple, pero lograba comer mis cinco comidas diarias y hasta ese punto estaba respetando mi índice calórico y bebiendo mis cuatro litros de agua al día.

No, no era tan fácil como escribirlo, me estaba llevando un enorme esfuerzo en el simple acto de lograr acabar con mis porciones de comida. Cuando tomaba un bocado mis manos temblaban, me sentía incapaz de llevarlo hasta mi boca. Sentía que mi garganta se cerraba y quería hasta llorar.

Me daba miedo la comida. Pero era solo eso, comida y yo iba a perder esos miedos. Claro que podía. Debía ser mi mejor porrista. Porque lo había comprendido, de la persona que más necesitaba apoyo era de mí misma.

Esta vez me había adelantado al instituto antes de Benedict, pues quería ir por un libro a la biblioteca. Necesitaba recetas de comida y recordaba la apuesta de Ben y las lentejas, quería buscar ideas sin que él supiera que lo intentaba.

Hubiera optado por buscarlas en Google, pero tenía tiempo sin ir a la biblioteca, pensaba ver a Paula y a Amy también.

Entré por la biblioteca y fui hasta los estantes del segundo piso. La gente era escaza a esa hora, pero ese silencio me calmaba.

Paula no estaba en el mostrador, por lo que no pude ir a molestarla como era mi costumbre.

Luego de lo que pasó ayer, pasar por los escombros del segundo edificio, hacía que mis intestinos se retorcieran por si solos. Por suerte, no hubo heridos de gravedad. Y si en algo se caracterizaba el instituto, era que aun habiendo caído uno de los techos, las putas clases seguían.

¿Ahora si les importaba nuestra educación?

Empecé a pasar la vista por los estantes, buscando uno que me llamara la atención. ¿Y si buscaba también para recetas saludables?

Mientras llegaba Paula, debía buscar en qué ocupar la mente.

No sabía cocinar más que unos cuantos platillos italianos y sopa de lentejas. Pero esos platillos y la sopa no eran una buena elección si se trataba de mí comer día con día, aparte de que Blanca no mostraba si quiera señales de vida, ni mucho menos mamá.

No estaba asustada ya por su ausencia, había visto hace unos cuantos días por las noticias que una nueva empresa de cosméticos irlandeses había estrenado un cortometraje hecho por Visioní.

En cuanto a mis mensajes de voz, ninguno fue contestado y traté de salir de la ciudad por una de las carreteras y efectivamente, mi rostro estaba pegado en un puto boletín. Lo mandaron a poner luego de que estuve en el hospital, debido a eso Moreira vendría a casa para mi consulta.

—¿Entonces que harás si me acerco? —me sobresalté y aparté la mirada del estante.

—Creí que había sido clara —dije en tono neutro hacia él, el chico de mis pesadillas.

Lentejas | Secretos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora