Capítulo 2

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Capítulo 2

Luego de la lluvia

¿Cómo soportas que eres mierda?

¿Cómo te acostumbras a ser caos?

Me quedé quieta por diez minutos, luego me moví, tomé la libreta junto al collar y mientras una lágrima trazó camino por mi mejilla, dejé ambos objetos sobre la mesita de noche.

Rendida de mi mente me recosté sobre la cama, cerré los ojos tratando de omitir cualquier clase de pensamiento que quisiera torturarme. Mi respiración hacía el intento de normalizarse, pero la presión de los pensamientos lo impedía. Los recuerdos eran parte de una tortuosa ola de miedo desatada en mi mente, todo mientras permanecía tendida sobre la cama.

<<¿Por qué hay recuerdos que duelen tanto?>>

<<¿Nunca has recordado algo a tal punto que pareciera que lo revives?>>

Cuando recordaba, podía jurar que incluso mi corazón era capaz de evocar los mismos sentimientos de aquellos momentos, causando el mismo dolor. Como si mi cerebro tuviera el poder de revivir todo por completo, cada segundo, cada lágrima y cada jodido lamento.

El tormento, la inquietud y la sensación de estar desorientada; todo en absoluto volvía. La mayoría de las veces eran memorias de ese tipo las que me llegaban, de las que deseaba que ya no fueran más parte de mis recuerdos, porque me dolía como si las viviera una vez más.

Abrí los ojos lentamente, el mal momento había pasado así que me levanté de la cama y me dirigí al baño para cambiarme el uniforme del instituto por algo más cómodo. Opté por unos pantaloncillos negros sueltos, una blusa roja de mangas y unos tenis blancos, sin importarme si la combinación era perfecta o un completo desastre.

Salí de casa y caminé con dirección al club que se encontraba a tan solo una mínima distancia, ya que debía ir. Estaba extremadamente soleado y el aire era muy cálido, ese cielo resplandeciente de media tarde lo era todo, con sus nubes blancas moviéndose con lentitud, algo característico del clima de Vale.

A pesar de mi cansancio caminé tan rápido como pude hasta llegar al club y estar bajo la sombra de la recepción, una vez dentro pude dejar salir mi respiración, aunque no estaba del todo tranquila.

Para mi fortuna, había poca gente y eso calmó mis nervios. Pasé entre las pocas personas sin si quiera mirarlos, sabía que si levantaba la cabeza alguien podía hacer algún comentario malo. Si bien las personas del pueblo no me insultaban directamente como en el instituto, pero me trataban mal de cualquier forma si osaba dirigirme a ellos. Aparentemente el hecho de mirar a la gente de frente, cuando de mí se trataba, era tomado como una ofensa.

Cuando pasé por la recepción me dirigí hacia el área de deportes, con mis mismos pasos inseguros de siempre. Caminé por algunas terrazas techadas, en tanto me dirigía a los campos. Desde lo lejos pude visibilizar a algunos de los amigos compulsivos, se encontraban jugando en una de las pequeñas canchas de futbol. Me detuve a observarlos, para asegurarme que Malik no estuviera ahí y por una mínima cantidad de suerte, él no estaba con sus amigos. Sin temor alguno, pasé justo a un lado y caminé hasta llegar a un pequeño jardín con mesas de picnic.

Lentejas | Secretos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora