Capítulo 44
Lucy y el insecto
Viernes 17 de junio del 2022
"Los sentimientos delicados que nos dan la vida yacen entumecidos en la mundanal confusión."
–Goethe
Dolor, solo eso sentía. Cada musculo de mi cuerpo dolía, me empecé a retorcer sobre donde estaba, antes de abrir los ojos. Cada ligadura, hebra y tejido se sentía entumecida.
—Mierda —solté.
—Que tu primera palabra del día sea un insulto no debe ser buena señal —su risa, abrí los ojos.
—¿Por qué estoy en tu casa? —pregunté confundida y mirando a mi alrededor.
Él ya llevaba puesto el uniforme del instituto y mierda que se le veía bien. Estaba en aumento de masa muscular, por supuesto le quedaba bien.
—Porque me metí a tu casa a mitad de la noche y te traje a la mía —soltó y yo le miré asustada, mientras me sobaba la cabeza, me dolía demasiado. —¿Tan borracha ibas que no recuerdas como llegaste aquí?
—Eso explica el dolor de cabeza —dije tocando mi cabeza— ¿Por qué parece que me pasó un camión encima? —pregunté a lo que se me acercó y me miró con perversión.
—¿Olvidaste eso también? ¿Olvidas cada vez que tienes sexo? —preguntó— Eso me ofende, a lo mejor no estuvo tan creativo esta vez —sonrió y mi mente falseó— tendremos que hacerlo ahora que estás en sí para que lo recuerdes.
—¿Qué carajo? —pregunté.
—Estoy bromeando, te pusiste a correr y por eso te sientes así.
—¿Yo?
—Sí, corriste como 7 kilómetros, hasta que te caíste te detuviste. Incluso cantaste, bueno; eso fue luego de querer ligarte a un tipo en el bar, después de decirme que te lo querías follar —se rio.
<<¡¿Qué?!>>
—No vuelvo a beber.
—Eso espero —dijo levantándose del sillón frente a mí —¿Sabes cómo llegué ahí? Al bar al que te fuiste a meter —preguntó y yo negué.
—Me seguiste...
—No, no te seguí —sentenció y vi un leve rayo de enojo llegar a su boca— me pediste que no lo hiciera y así fue. Es el colmo que no puedas si quiera cumplir lo que dices.
—Tú me dijiste que nunca me harías daño y no lo cumpliste.
—¿Entonces? ¿La solución es esa? Te fuiste a meter a quien sabe dónde, te expusiste ante alguien que no conocías, pudieron hacerte daño.
—¿Qué más da?
—¿Acaso no tienes suficiente?
Toqué mi cabeza y dolía.
—Si, si tengo suficiente. ¿Pero sabes qué pasa? Confío en la gente y es una mierda, haga lo que haga; siempre se vuelve mierda.
—Eso no justifica lo que hiciste. No creo que desconozcas lo que pasa con las chicas que van solas a lugares así, no salen de ahí. Los idiotas se las llevan, las violan hasta cansarse y les hacen daño, hasta les sacan los órganos; o les meten droga en la barriga y las mandan de mulas. Tú misma me dijiste que en Italia los mafiosos están de la mierda, no creo que no sepas que usan a gente inocente de todos los lugares posibles; incluso de aquí —me regañó con enojo.
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Lentejas | Secretos Eternos
RomanceLentejas: Secretos Eternos. La historia mal contada de una villana. Primer libro de la saga Amar Eternamente. Están prohibidas las copias o adaptaciones. Lucciene Rizzo, una italiana que ama las lentejas y la música. Vive en un tormento interno...