Lentejas | Secretos Eternos

Capítulo 1

Capítulo 1

La propuesta de Cadwell

Martes 8 de febrero del 2022

Querido lector, antes de empezar me gustaría hacerte una pregunta:

¿Por dónde crees que se deba empezar a narrar una historia perfecta?

Veamos...

Probablemente iniciarías hablando de la protagonista radiante, fuerte, valiente y que parece detener todo a su paso con el simple hecho de ser ella misma. Luego hablarías de sus sueños, contarías acerca de sus metas futuras y enormes deseos de superación. Pero no empezaré narrando eso en esta ocasión, pues ese no es el caso de esta historia.

El hilo de lo que voy a contar a continuación cuelga más bien de la imperfección, de lo dramático y sobre todo de un amor fugaz que existió en un corazón. Pero no te quiero hablar de un corazón cualquiera, sino del corazón en donde yacieron las cenizas que formaron la historia mal contada de una villana.

¿Estás listo? ¿Preparado para esto? Bien, comencemos.

Era un día como cualquier otro de tercero de preparatoria, con el reinado en alto de la confusión. Como de costumbre la incertidumbre se hallaba decidida a vivir en mi mente.

Trataba de esconder la desesperación que también posaba en mi cerebro, elevando la mirada al cielo matutino, buscando dejar a un lado la confusión, la ansiedad, las ganas de huir y también las de dejar de existir.

A pesar de toda la revolución que se encontraba dentro de mí, todo aquello parecía desaparecer en una simple acción, la de mirar al cielo. El cielo de aquel pequeño poblado conservador era magnífico y me hipnotizaba por completo, pues estaba despejado y se veía tan hermosamente lleno de paz. Con las nubes blancas perfectas que jamás se hubieran visto, dignas de venerar.

-Odio los martes, siento que es el día más aburrido de todos -escuché un bufido.

La chica mi lado se quejaba por cuadragésima vez de la existencia del martes en el calendario. Giré la cabeza, admirando su mirada fastidiada y cansina de siempre.

Ella era de tez clara, con un cabello castaño claro en ondas que le llegaba hasta mitad de la espalda. Su mirada era tímida y tomaba aún más timidez con la profundidad nocturna y misteriosa de sus ojos negros. Su nombre era Abigaíl, Abi para sus pocos amigos.

-¿Odias los martes o la clase de Química de los martes? -le pregunté.

Abi rodó los ojos y suspiró:

-Mi problema es el profesor y su maldita forma de impartir la clase. Parece que el hombre lee, reza, ora, lee un ritual satánico o no sé yo que coño hace, pero solo logra que me de sueño y eso en consecuencia causa que me regañe siempre.

El profesor de esa materia prefería leer teoría toda su clase a ponernos a hacer algo más.

-Trata de entenderlo -dije con ironía. -El profesor de Química solo es un pobre anciano que no quiere quedarse sin empleo. Ya su cerebro no da para lidiar con los adolescentes, por eso se dedica a leernos.

-Ese no es mi problema, puede jubilarse y así dejar de joderme la existencia -se quejó y rodó los ojos una vez más.

-Claro, porque el profesor viene al instituto con el único fin de molestarte -Abi dejó salir una risa al escucharme.

-Estoy segura de que solo espera a que me duerma para poder regañarme -volvió a quejarse.

Abi no era buena en las materias y juraba que ese profesor tenía algo personal contra ella.