Capítulo 40

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Capítulo 40

Primeras veces

Lunes 13 de junio del 2022




"El amor auténtico se encuentra siempre hecho. En este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser. Es el amor que empieza con el amor."

—José Ortega y Gasset

Caminé hasta el instituto, a cada paso que daba mi vida parecía recuperar todo su sentido por completo, lo cual me ponía de verdad muy pero muy feliz.

Extrañaba el solo exterior de Vale.

El solo sentir el piso sobre mis pies era lo mejor del mundo.

Pisé la entrada del instituto con una energía enorme. Con un entusiasmo que ni yo sabía de donde había salido.

—Lu —escuché la voz de Abi, detrás de mí.

Había vuelto, había regresado al fin. No llevaba puesto el cabestrillo azul de la otra vez y se veía feliz. Con esa mirada tímida, en esos hermosos ojitos negros, acompañadas de sus ondas castañas de siempre. Caminé hasta ella y le abracé, al ver que ella me extendía los brazos.

—¡Abi! Me da mucho gusto verte —dije mientras le soltaba.

—Lo mismo digo, Lu.

—Tenemos mucho que hablar —exclamé.

—Hola, Lu —dijo Sofía acercándose a mí detrás de Abi y abrazándome también —me da gusto verte.

—Hola, Sofí —le saludé, cuando se separó de mi —Hola, Nancy —detrás de Sofía venía ella.

Cuando llegó a mi lado, Nancy también me dio un abrazo, pero esta vez no pude evitar responder fría a eso.

—Qué bueno que volviste, lucecita —me sentenció cuando me alejé de ella.

No podía sentir igual los abrazos de Nancy, mi cuerpo los rechazaba al igual que mi alma. No podía tomarlos igual que antes de que supiera la verdad, mi corazón se negaba a sentir ese cariño falso que antes sentía cada que la chica del flequillo despuntado nos abrazaba.

Solo no podía, no podía.

Miré hacia el frente y vi a Jerry y a Ben venir corriendo.

—Lu, cariño —dijo el chico de forma acelerada en tanto llegó a mí y me abrazó, sin darme tiempo de respirar.

Me había hecho falta, demasiada falta. Le abracé y traté no llorar cuando sentí su aroma, su fragancia masculina. Sentirlo cerca de mí era todo lo quería en ese momento. Quería que se quedara así.

Se apartó de mí y me tomó de la mano. Ese contacto, ese solo contacto era justo que mi mente necesitaba y que mi corazón reafirmaba al saber que estábamos cerca suyo.

—Hola, Lucy —saludó Jerry poniéndose frente a mí.

La mano de Benedict me soltó a lo que le miré confundida.

Miré alrededor y entonces vi que Sofia estaba a un lado suyo y le miraba de reojo, como si le observara.

El timbre sonó, por lo que yo hice el intento de reaccionar y caminar, sin decirle nada más a nadie.

Benedict me siguió hasta el aula junto a Jerry.

—¿Qué pasó? —preguntó Jerry, cuando llegamos al aula de Derecho.

Lentejas | Secretos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora